“Welcome Rebeldía” es una de las primeras frases que se observa al abrir las puertas del edificio ubicado en República de Cuba número 60, el que sumaba 19 meses tomado por encapuchadas y en el que se encontró desde un cuarto destinado a acumular caguamas, hasta un altar en el que a los pies de la Santa Muerte, se colocaron cascos de policías.
El inmueble volvió a manos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) tras año y medio de aquel 9 de septiembre de 2020 que fue tomado a la fuerza por un grupo de personas encapuchadas.
El viernes pasado, agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México desalojaron a las activistas que habitaban el sitio, que desde entonces es custodiado por personal de protección de la Policía Federal.
Al ingresar, en el cuarto de lado derecho, se encontraban apiladas cajas con envases de cervezas de diversos tamaños, hasta caguamas. También se hallaron bolsas con latas y botellas de diferentes bebidas alcohólicas. Asimismo, un estante con latas de pintura en aerosol de diferentes colores.
Las pintas y murales que evocan la lucha feminista, símbolos como los pañuelos verde y morado, y condenas contra la violencia machista son una constante alrededor de los diferentes espacios de este edificio ubicado en las calles del Centro Histórico de la capital del País, que en ellas nombraron “Okupa Cuba Monumenta Viva”.
En el área de recepción se encuentran insultos en contra de autoridades como el Presidente Andrés Manuel López Obrador al que llaman “misógino” y a la Policía.
Al fondo, en el segundo patio, se halló un altar dedicado a la Santa Muerte, de la que se encontraron dos figuras, la más grande vestida de negro y la segunda de menor tamaño con un manto blanco.
A estas figuras se les ofrendaron bebidas como refresco, pero también bebidas embriagantes, dulces, flores, incienso, veladoras, juguetes y artículos que presumiblemente habrían sido arrebatados en movilizaciones feministas como placas de vehículo, extintores, insignias, gorras y cascos de diferentes corporaciones de seguridad con las que tuvieron enfrentamientos.
Cada cuarto tenía en las puertas pegado un cartel que especificaba el fin para el que fue destinado, algunos fueron ocupados como dormitorios. Ahí había camas e insumos de higiene personal, y en algunos, pantallas de televisión.
Otro fue destinado a la despensa, uno más a los medicamentos y en la oficina, donde despachaba la titular de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, se supone que también se encontraban las líderes del llamado “bloque negro.
A un costado de esta oficina ubicada en el primer piso, se localizaron los dormitorios mejor equipados con las pantallas más grandes frente a las camas.
Al ingreso de autoridades capitalinas se encontró un megáfono, una caja de botellas con líquido presuntamente inflamable con el que se supone que podrían elaborar bombas molotov, cohetones, y reportaron una bolsa con hierba con características similares a las de mariguana.
En el sitio se encontraron sellos de la Fiscalía capitalina en las puertas, colocados el viernes pasado cuando fueron detenidas Areli “N”, Karla “N” y Magda “N”, de 38, 32 y 31 años de edad, respectivamente.
En éstos, el apartado destinado a especificar el delito del aseguramiento se lee: robo y daño a la propiedad.
En el sitio predominaron mensajes y símbolos de anarquía. Personal jurídico y de limpieza entró esta tarde al edificio a seguir con el listado de lo encontrado. Mientras, a unas calles, mujeres protestaban y exigían la liberación de las activistas.
Agencia Reforma
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