A cazar insectos
 
Hace (22) meses
 · 
insectos
Compartir:

Nahuas, mayas, mixtecos y zapotecos dieron a los insectos usos artísticos, ornamentales, medicinales y alimenticios. Recolectar y comer insectos en esta zona árida, de cielos azules, aromas a tierra y hierbas, es reconocer una tradición hasta hoy viva, dejarse guiar por los maestros del oficio en una aventura atemporal y exquisita.

Según datos de la Secretaría de Cultura y el INAH, en México hay registradas 549 especies de insectos comestibles. Su disponibilidad depende de temporada y lugar de origen; abundan especialmente al Centro, Sur y Sureste del país. Enteros, molidos, machacados, en tamales, tacos, guisados o tostados, además de ser un manjar, son fuente de proteína, vitaminas y minerales.

En busca del caviar mexicano

Esta travesía comienza en Zumpango, Atlangatepec, en casa de Don José, quien nos ofrece café, pan con requesón y escamoles. En temporada, marzo y abril, este hombre de 71 años va tras la pista de los preciados huevecillos, a menudo llamados “caviar mexicano”.
“Me enseñaron mi papá y mi abuelo. Hay que buscar tres caminos de hormigas para empezar a excavar hasta encontrar los huevos. La hora ideal es recién salido el sol o ya que se va a meter; las hormigas salen en cascada defendiendo el hormiguero”, reconoce.
El proceso le toma a los recolectores entre tres y cinco horas. Las hormigas defienden fervorosamente sus huevecillos, suben por el cuerpo de los predadores y muerden.
“En la cubeta se pone una rama, para que las hormigas que se van con todo y la tierra se suban en ella, luego se tira; así hay menos a la hora de enjuagar y limpiar los escamoles con agua y coladera. Ya bien limpios, están listos para guisarlos o venderlos”, relata Don José.

Del aguacatal al comal
Erick Morales, cocinero de San Felipe Hidalgo, municipio que acoge al Santuario de las Luciérnagas, conoce los encantos gustativos de los toritos de aguacate.
“Estos animalitos plagan las ramas tiernas del árbol; tenemos algunos en casa, que aprovechamos para el consumo y para contener la plaga. Se conoce poco sobre su reproducción, constantemente se ven en el árbol, excepto en temporada de lluvia.
“Mi abuela y mi mamá son cocineras tradicionales, por eso saben utilizar muchos ingredientes, por herencia”, explica Erick.
Fue justamente su abuela quien enseñó al cocinero que la rama se corta, los insectos se retiran y se echan al comal; una vez dorados, se agregan a los frijoles para dar un toque de sabor a aguacate.
“La primera vez, me sorprendió un poco ver cómo caían vivos al comal”, reconoce. “Y para la salsa, se bajan de la rama al molcajete y se muelen fuerte para desintegrar correctamente”.
La familia Morales recolecta, al año, entre dos y cuatro kilos de toritos de aguacate, mismos que van a parar en los frijoles de la olla o la salsa molcajeteada servidos en su antojería Xoletongo, en Nanacamilpa.

Los tesoros del maguey
El maestro tlachiquero Celestino Gutiérrez lleva más de 50 años trabajando en el Rancho Magueyero San Isidro; junto con su hijo, José Alfredo, dedica sus ratos libres a la recolección de gusanos de maguey o chinicuiles.
Su temporada llega con las lluvias, de mayo a octubre; los hay rojos y blancos. Los rojos se alojan al interior de las pencas y las larvas maduras son fáciles de recolectar en hojas, pencas y raíces, explica Celestino. Los blancos, en cambio, son escasos; hay uno por maguey, pues la primera larva que crece se come a las demás.
“Desde los seis años raspo el maguey, me enseño mi papá. No tengo escolaridad, pero sé más que muchas personas y amo mi trabajo.
“Acá uno va aprendiendo de todo, varios compañeros que han pasado me enseñaron a recolectar gusanos”, cuenta el maestro tlachiquero, quien acopia entre uno y dos kilos cada temporada.
Los chinicuiles, privilegio exclusivo de las clases altas durante la época prehispánica, se recolectan principalmente en Hidalgo, Tlaxcala y Oaxaca; se utilizan para hacer sal de gusano o se comen en tacos, guisos y salsas.

Y para beber, pulque y aguamiel
El raspado del maguey es un arte que se recompensa con aguamiel. Extraído del cogollo de la planta, se bebe fresco para aprovechar sus propiedades medicinales y, una vez fermentado, se llamará pulque.
Con 44 hectáreas y 90 mil plantas de magueyes manso, chalqueño, ayoteco y púa larga, el Rancho San Isidro, en Nanacamilpa, es el productor más importante de la región tlaxcalteca.
Los maestros tlachiqueros comienzan a raspar los magueyes pulqueros desde las cuatro de la mañana. Si la técnica es correcta, el aguamiel brota de inmediato.
“Hay que esperar a que el maguey tenga 10 o 12 años para empezar a raspar”, relata Celestino, “se le quita la cabeza y esperamos seis meses. Debe quedar bien limpio, sin impurezas en el cogollo, para que salga aguamiel de calidad. Hay que saber: si se aprieta mucho, no hay producción”.
Raspar y succionar todos los días es clave para que el agave no deje de dar aguamiel, explica José Alfredo. Con un acocote -guaje sin pulpa ni semillas que se deja secar y se perfora-, el hijo de Celestino extrae el aguamiel para vaciarlo en las tinas. Esta labor termina alrededor de las 10 de la mañana; por la tarde, como a eso de las 3, hará una segunda ronda.
El volumen de aguamiel depende de la temporada y la edad de las plantas. En su apogeo, de noviembre a enero, un maguey joven da entre 13 a 15 litros por día. La calidad del tlachique se determina según su contenido de azúcar.
“Un buen aguamiel de maguey joven tiene de 6 a 7 grados de azúcar. El que va para pulque, lo cuelan para que vaya limpio de abejas y empieza el proceso de fermentación, vaciándolo en diferentes tinas.
“En la primera tina, dura unas cuatro o cinco horas, en la mañana. En la tarde, agregan otra tanda de aguamiel y recomienza el proceso”, describe Rafael Del Razo, copropietario del rancho.

Saborea Tlaxcala

Algunas otras delicias que se sirven en Xoletongo:
– Memela de aguacate, escamoles y salsa de gusano de maguey
– Salsa de tomate verde asado, cilantro y toritos de aguacate
– Tlatlapa, sopa espesa de alberjón, con chile guajillo y escarabajos de mezquite (cocopaches o xamues)
– Nopalchicle (nopal grueso del que sólo se come la pulpa), quelite cenizo sudado, lechuga baby, flores de ayocote, chapulines y mayonesa de epazote
– Croquetas de plátano en harina de amaranto, ensalada de quelites y vinagreta de aguamiel sobre mole verde
– Piña de maguey horneada con fresas, miel de agave y requesón.

Lánzate
Xolentongo, el sabor del agave
Calle del Campesino 9, San Felipe Hidalgo, Tlaxcala
Viernes de 10:00 a 18:

Rancho Magueyero San Isidro
rancho-san-isidro-sa-de-cv.negocio.site

Experiencias y excursiones para grupos
@pequenoproductormx

*Viviana Mahbub es internacionalista, cocinera, health coach y amante de los productos locales y artesanales.

Viviana Mahbub
Agencia Reforma

Mira las recomendaciones de fin de semana que te da Criterio Hidalgo 

Compartir:
Relacionados
title
Hace (8) meses
title
Hace (22) meses
title
Hace (32) meses
title
Hace (36) meses
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Datos que no conocías del parque Hidalgo de Pachuca
Por Redacción Criterio . 11 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 18 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 15 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 15 de abril de 2024

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad