Con su mejor torneo en mucho tiempo, las Chivas pueden ilusionarse. El equipo dirigido por el serbio Veljko Paunovic es cuarto en la clasificación después de nueve jornadas al sumar 18 puntos, además de que es el mejor visitante del Clausura 2023 y aún no ha perdido fuera del Estadio Akron.

Cinco triunfos, tres empates y una derrota, con 12 goles a favor y ocho en contra, el Guadalajara vive momentos de grandeza, pese a que no ha contado en gran parte del torneo con algunos de sus principales bastiones, como Alexis Vega e Isaac Brizuela por lesión.

El trabajo realizado por Paunovic no ha sido obra de la casualidad. A pesar de ser hijo del exfutbolista Blagoje Paunovic, seleccionado yugoslavo subcampeón de la Eurocopa de 1968, el estratega europeo de las Chivas es un hombre forjado a base de lucha, esfuerzo y dedicación, que desde muy chico batalló para hacerse alguien en el futbol al radicar en un país que fue destrozado por la guerra.

“A veces caminaba hasta cuatro horas para ir a entrenar porque los buses no tenían gasolina para llevarte”, relató Paunovic a The Coaches Voice.

Pauno pasó varios años de su vida como futbolista en España, además Alemania, Rusia y Estados Unidos.

A los 29 años terminó el Nivel 1 como entrenador y a los 34 ya había terminado toda su formación como estratega. Como técnico dirigió con éxito las selecciones inferiores de Serbia —fue campeón Mundial Sub 20 en Nueva Zelanda 2015 al vencer en la final a Brasil—, estuvo en la MLS y el futbol inglés.

En su breve paso por Chivas, Paunovic ha sabido potenciar a varios elementos, recuperar a otros que al menos en el torneo anterior pasaban dificultades y ha sabido amalgamar a un grupo que ha levantado tras varios fracasos.

Para él, el futbol es una forma de vida y uno de los puntos a desarrollar en su filosofía es el hambre de triunfo. “Dios da sus misiones más difíciles a sus mejores soldados”, considera Paunovic.

Moisés López I Agencia Reforma