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Hace (1) meses

La educación en México. ¿De quién es la culpa?

Desde tiempo atrás escuchamos que la educación en México ya no es la misma, que los alumnos ya no respetan a los profesores y que ya no obtienen los conocimientos necesarios, por lo cual me viene a la mente la siguiente pregunta: ¿De quién es la culpa?

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Desde tiempo atrás escuchamos que la educación en México ya no es la misma, que los alumnos ya no respetan a los profesores y que ya no obtienen los conocimientos necesarios, por lo cual me viene a la mente la siguiente pregunta: ¿De quién es la culpa?

En ocasiones las personas juzgan el resultado de la educación en nuestro país, sin detenerse a investigar las causas. En los años 80 y 90 la educación era diferente, el profesor tenía un papel importante y era respetado por la población en general; los índices de reprobación eran altos, no obstante, se tenían métodos de enseñanza más teóricos y pocos prácticos. El mejor alumno era aquel que podía memorizar mejor, y todo se basaba en la obediencia: “Tienes que obedecer a tus maestros, tienes que obedecer a tus padres, tienes que obedecer a tus mayores…”, la desobediencia era falta de respeto, en consecuencia, quien no obedecía las reglas, se consideraba un desadaptado dentro de la sociedad.

La anterior forma de pensar y de actuar, tenía su raíz en el hogar, lugar que era conformado de manera tradicional por padre, madre e hijos, en el cual cada uno de los integrantes desempeñaba un rol: el padre tenía que salir de casa y buscar el sustento del hogar, la madre se quedaba en casa a realizar los quehaceres, cuidar de los niños y la educación de estos. Por otro lado, las niñas tenían que aprender a cocinar, limpiar, tejer, atender al papá y a sus hermanos, sin importar lo rudo de las tareas del hogar. Por tanto, los hijos obedecían a la madre, la madre al padre y el padre al jefe.

¿PERO QUÉ PASO CON LOS HOGARES?

Con el paso del tiempo, la evolución social se hizo presente, la mujer se vio en la necesidad de salir a buscar el sustento económico, al igual que su pareja y poco a poco fue ganando terreno en el ámbito laboral, demostrando sus capacidades intelectuales y técnicas.

Actualmente, los padres de familia se ven obligados a dejar a los hijos con los abuelos, en guarderías, en escuelas de tiempo completo, con algún familiar o vecino; lo que lleva a las familias a ver limitada su convivencia, cuando los padres regresan a sus hogares, el cansancio y sus actividades pendientes no les permiten la plenitud de estar con sus hijos. Por otro lado, los hijos se ven solos, la falta de comunicación y atención hace que el rendimiento escolar sea bajo o el mínimo, se entretienen con videojuegos, redes sociales, celulares, tabletas, incluso en la calle, lo cual desemboca en problemas sociales como el aislamiento, depresión, alcoholismo, drogadicción, vandalismo, embarazos no deseados, delincuencia, entre otras.

AHORA BIEN, ¿QUÉ PASA CON LA EDUCACIÓN?

Además de las problemáticas en el hogar, se debe sumar que la educación en las aulas ya no es la misma, pues los padres priorizan otras actividades y minimizan la educación de sus hijos en las escuelas y por ello el gran número de deserciones o bajo aprovechamiento académico.

Mientras tanto, en la Evaluación de Políticas Educativas de 2023 México se colocó en el lugar 51 de los 81 países que fueron evaluados, lo que refleja un retroceso de 20 años en nuestra educación, a pesar de los esfuerzos que se han hecho por mejorarlos, de acuerdo con datos arrojados por el Programa para la Valuación Internacional de los Estudiantes, (PISA, Programme for International

Student Assessment).

Gracias a este marco de referencia la Secretaría de Educación Pública tomó la decisión de modificar el método de enseñanza, mudándolo al nuevo plan educativo denominado “Nueva Escuela Mexicana”.

La cual busca formar estudiantes con una orientación integral y humanista, partiendo de la relación con la comunidad a la que pertenecen, enfocándonos a las emociones y necesidades del alumno, lo cual no debe ser un trabajo solo de las instituciones educativas, también debe involucrarse la sociedad en general, además de que es una tarea ardua, difícil y constante a largo plazo.

Debemos estar conscientes que la sociedad en general tiene gran responsabilidad en esta problemática y que, para cambiarla, tenemos que transformarnos como sociedad misma, dejar de creer que el gobierno tiene la culpa de todos los males, hacer conciencia que los valores familiares, independientemente si las familias están integradas por papá y mamá o no…, tenemos la obligación de formar seres íntegros con alto valor, fomentando en todo momento, desde nuestros hogares, el respeto, empatía, profesionalismo, integridad, amor y solidaridad. Así también, tener la firme convicción que antes de formar un ser con altos conocimientos intelectuales, procuremos formar un ser con alto nivel humanista.

¿Y CÓMO LOGRAR ESTA TRANSFORMACIÓN SOCIAL?

Realmente estamos ante un reto titánico, pues la mayoría de la gente vive “ensimismada” y no mira al prójimo si no es que desea obtener algún beneficio.

La transformación social que estamos viviendo pide a gritos una modificación asertiva de actitudes y valores que claramente en los años 70, 80 y 90 era más fácil ser aprendidos, pues la cultura familiar así lo permitía, ahora por la rapidez de la vida, el trabajo constante de ambos padres, la monotonía y el estrés complica esta dinámica. Pero de alguna forma tenemos que comenzar a dar el cambio. Solo hay que tener en cuenta que un ser feliz y motivado aprende mejor.

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