Roma ayudó a abrir de nuevo la conversación sobre los derechos de los trabajadores domésticos y a hablar sobre temas tabú como el racismo y la discriminación hacia las comunidades indígenas, al menos eso es lo que consideró la actriz Yalitza Aparicio, protagonista del filme de Alfonso Cuarón, en un artículo de opinión de The New York Times.

“Fue mi participación en esta película lo que me llevó a apreciar mejor la importancia del arte. El arte arroja luz sobre los problemas urgentes, necesarios y, a veces, dolorosos, que no siempre son fáciles de abordar porque nosotros como sociedad no hemos podido resolverlos”, escribió.

“El arte pone al descubierto nuestra realidad brutal, una realidad que es compleja, diversa y a menudo injusta, pero también nos presenta la increíble oportunidad de dar voz a lo inaudito y visibilidad a lo invisible”.

Relató que para ella el arte, sobretodo la cinematografía, le era un tema ajeno puesto que no podía relacionar su modo de vida con la de los actores que se presentaban en pantalla; señaló que para ella esos artistas no se parecían en nada a la gente que conocía, y que sus historias estaban muy alejadas de su mundo, por lo que jamás pensó en convertirse en actriz.

Confesó que por todas estas circunstancias por poco se pierde las audiciones para el papel de Cleo, el cual no sólo le ayudó a llegar al estrellato, sino también a que se visibilizara a todas aquellas personas a las que su personaje representaba: mujeres mixtecas que trabajaban como sirvientas en la época del largometraje.

“La película relata íntimamente la vida cotidiana de una familia de clase media en la Ciudad de México de los años 70. En ese momento, México estaba experimentando agitación política y social. La agitación nacional puso de manifiesto problemas que aún persisten hasta el día de hoy, a saber: la normalización del clasismo, el racismo y la denigración, junto a otras formas de segregación y menosprecio basadas en el color de la piel, el origen étnico, la orientación sexual o la clase social”, añadió.

“Aunque la discriminación no se habla con frecuenta en México, es un problema muy real. Según una encuesta del 2017, realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas de México, el 65 por ciento de los mexicanos cree que se respetan pocos o ninguno de los derechos de nuestras comunidades indígenas”.

Aparicio reveló que ella misma ha experimentado de primera mano ese tipo de discriminación, ya que apuntó que tras ser nominada para un Premio de la Academia, circularon comentarios racistas en su contra en las redes sociales en los que se cuestionaba su candidatura con referencias a su origen social y étnico.

“Una mujer indígena no era una digna representante del País, dijeron algunos. Fue difícil para mí ver y escuchar este tipo de declaraciones. Pero gracias a ellos, estaban sucediendo conversaciones reales. Finalmente, estas discusiones destacaron la importancia cultural y política de la diversidad en la sociedad, el arte y los medios de comunicación”, se lee en el escrito.

“En la película, dos mujeres indígenas, Nancy García y yo, incluso hablamos mixteco, uno de los 68 idiomas que se hablan actualmente en México, además del español. Nancy es una oradora y defensora de este hermoso idioma, un idioma que me ha estado enseñando, un claro ejemplo de la pluralidad cultural en América Latina que no vemos a menudo reflejada en el cine”.

Aparicio resaltó que al mostrar una forma vívida de cómo afecta la discriminación de manera desproporcionadamente a los pueblos indígenas, el filme también ayudó a que la gente generara una conciencia cultural colectiva que allanó el camino para una victoria legal en México.

Fue el 14 de mayo del año pasado, meses después de la ceremonia de los Óscar en la que Roma se llevó a casa tres premios, que el Congreso de México aprobó de manera unánime un proyecto de ley que otorga a dos millones de trabajadoras domésticas en el País derechos de protección social y un contrato escrito, y otros beneficios como vacaciones pagadas, bonos navideños y días libres.

“El impacto de esta victoria llegó mucho más allá de las fronteras de México: la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas en los Estados Unidos escribió una carta abierta dedicada a las mujeres en la película Roma, y solicitó apoyo para una Declaración Nacional de Derechos de las Trabajadoras Domésticas que se está considerando en el congreso estadounidense”, puntualizó.

“Cleo tuvo un efecto muy profundo en mi vida, e interpretarla me colocó en mi camino actual: estoy usando mi activismo recién descubierto para mejorar las condiciones sociales en México, defender la igualdad de género y promover la diversidad donde sea que se pueda. En resumen: estoy tratando de conseguir un mundo mejor, uno en el que no seamos juzgados por nuestra apariencia o tipografía para ciertos roles, donde no estemos limitados por lo que vemos, leemos o escuchamos”.

La famosa Aparicio también envió un mensaje a las personas que forman parte de las comunidades indígenas: las instó a no desanimarse cuando vean personas que se parezcan a ellos en los medios de comunicación, sino a levantarse y exigir representación y no dejar que otros critiquen su cultura o descarten sus preocupaciones y ocupaciones.

“El papel de Cleo, y el cine en general, han proporcionado un escaparate para que muchas personas sean escuchadas, vistas y valoradas. Este es un primer paso para hacer que el resto de la sociedad sea consciente de la importancia de unirse a la lucha para crear un mundo más diverso e inclusivo. Esto, y nada más y nada menos, es la importancia del arte”, finalizó Aparicio.

Staff
Agencia Reforma

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