¿Listos para la lluvia de estrellas perseidas? En esta fecha se presentará este fenómeno
 
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Será a mediados de julio y finales de agosto cuando se presente la lluvia de estrellas perseidas, un fenómeno que será visible en sus picos máximos y sin la necesidad de adquirir equipo especial para tal efecto, por lo que especialistas emitieron recomendaciones para disfrutar de este evento astronómico.

De acuerdo con estimaciones de científicos, este fenómeno inició el lunes 17 de junio y tendrá sus últimos visos el 24 de agosto; no obstante, la etapa de mayor visibilidad será durante la noche del 12 y la madrugada del 13 del último mes.

Este evento, también conocido como “Lágrimas de San Lorenzo”, se caracteriza por la presencia de más de 60 a 100 estrellas fugaces por hora, además de que este ocurre generalmente a mediados del verano en el hemisferio norte, cuando los movimientos anticiclónicos permiten los cielos despejados.

Especialistas en el tema remarcaron que el 12 y 13 de agosto no representan la única oportunidad de observar la lluvia de estrellas perseidas a simple vista, sino que en fechas previas y posteriores a las ya mencionadas también habrá una concentración mayor de la presencia de los cuerpos celestes.

Por otro lado, externaron que este fenómeno se podrá vislumbrar mejor desde las 22:00 horas del sábado 12 y antes del amanecer del día siguiente, sin que se requieran equipos como telescopios para observarlo mejor y sin mayor problema por el brillo de la Luna en esas horas.

La lluvia de estrellas perseidas no es otra cosa que los restos de los escombros del cometa 109P/Swift-Tuttle, un cuerpo celeste descubierto en 1862 y que está compuesto por hielo, roca y polvo; además, fue visto por última vez en 1992 por el astrónomo japonés Tsuruhiko Kiuchi y se espera que vuelva a ser observado en julio de 2126.

La NASA divulgó este miércoles una imagen nueva y espectacular del nacimiento de estrellas similares al Sol en la que se ve chorros de gas rojo estallando en el cosmos y polvo incandescente, coincidiendo con el aniversario del telescopio espacial James Webb. 

Provienen de la región de formación estelar más cercana a la Tierra, a 390 años luz, situada en la nube de gas Rho Ophiuchi.

Esta imagen, que contiene unas 50 estrellas jóvenes de un tamaño similar al Sol, “nos permite ser testigos de un brevísimo periodo del ciclo vital estelar con una nueva claridad”, declaró Klaus Pontoppidan, científico del proyecto Webb.

“Nuestro propio Sol experimentó una fase como ésta, hace mucho tiempo”, añadió.

El 12 de julio de 2022, la agencia espacial estadounidense reveló las primeras imágenes en color de su nuevo observatorio espacial. Esto marcó el inicio de las operaciones científicas de esta joya tecnológica, situada a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.

“En solo un año, el telescopio espacial James Webb ha transformado la visión del cosmos que tiene la humanidad, asomándose a las nubes de polvo y viendo por primera vez la luz de rincones lejanos del universo”, declaró Bill Nelson, jefe de la NASA.

“Cada nueva imagen es un nuevo descubrimiento, que permite a científicos de todo el mundo plantear y responder preguntas que antes ni siquiera podían soñar”, afirmó.

Para este primer aniversario, la NASA prevé repasar el primer año de descubrimientos durante una retransmisión de video en directo a través de internet.

Infrarrojos

Desde hace un año, James Webb deslumbra a los astrónomos con imágenes de una precisión sin precedentes.

Observó la galaxia más lejana jamás detectada y agujeros negros y midió por primera vez la temperatura de planetas rocosos lejanos similares a la Tierra, cuya atmósfera comenzó a analizar. Sus observaciones han dado lugar a un mar de estudios científicos.

Una de las principales misiones del telescopio es explorar el universo. También examina los exoplanetas, es decir, los planetas situados fuera del sistema solar y ayudará a comprender mejor la formación y el ciclo de vida de las estrellas.

Entre las imágenes espectaculares que nos regaló en octubre figura la de los emblemáticos “Pilares de la Creación”, inmensas estructuras de gas y polvo repletas de estrellas en formación, a 6.500 años luz de la Tierra, en nuestra galaxia, la Vía Láctea.

El observatorio costó 10.000 millones de dólares y décadas de trabajo. Es el sucesor del telescopio espacial Hubble, aún en funcionamiento, pero a diferencia de este, que observa el universo principalmente en el espectro visible, James Webb opera en infrarrojos.

Esto le permite detectar una luz mucho más débil y, por tanto, ver mucho más lejos.

Como esta longitud de onda es imperceptible al ojo humano, las imágenes “se traducen” a colores visibles.

La región captada por la imagen publicada el miércoles es “completamente sombría cuando se observa con el Hubble”, explicó Klaus Pontoppidan en Twitter.

James Webb dispone de combustible suficiente para funcionar durante 20 años.

Investigadores de todo el mundo pueden reservar tiempo de observación con el telescopio.

“Hemos seleccionado un ambicioso conjunto de observaciones para el segundo año, basándonos en todo lo que hemos aprendido hasta ahora”, dijo Jane Rigby, del centro espacial Goddard de la NASA. “La misión científica de James Webb no ha hecho más que empezar”.

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