Los amarres amorosos han aumentado la demanda de colibríes en el mercado, poniéndolos en riesgo de la extinción
Los colibríes, símbolos venerados en la cultura prehispánica y reconocidos por su belleza y gracia, enfrentan un peligro que amenaza su existencia: la superstición. Aunque en el pasado fueron considerados mensajeros espirituales y asociados al amor, su imagen ha sido distorsionada por creencias esotéricas que los ponen en riesgo.
En la Ciudad de México, el Mercado de Sonora ha sido señalado como un epicentro de esta problemática, donde cientos de colibríes muertos se comercializan como amuletos para “atraer el amor“. Esta práctica, desmentida por expertos, no solo carece de fundamento, sino que también representa un grave daño a la biodiversidad y al bienestar animal.
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La doctora Lizbeth Miranda, responsable médico del Hospital de Aves de la UNAM, enfatiza que los colibríes no tienen poderes mágicos para influir en el amor humano. Más bien, son criaturas que merecen nuestro respeto y protección. La comercialización de estas aves como amuletos es una práctica cruel que debe ser erradicada.
Afortunadamente, medidas regulatorias como la NOM 059 Semarnat-2010 han identificado a los colibríes como especies en riesgo, lo que refuerza la necesidad de protegerlos y preservar su hábitat. Es imperativo que tomemos conciencia sobre la importancia de su conservación y que actuemos en consecuencia.
Catia Lattouf, defensora de los colibríes, ha lanzado una campaña de concientización para educar al público sobre la falsedad de las creencias supersticiosas que rodean a estas aves. Su mensaje es claro: los colibríes no son amuletos, son polinizadores vitales para nuestros ecosistemas.