Tres médicos, dos mujeres y un hombre, fueron detenidos por el caso de la niña Camila Roxana Martínez Mendoza, quien en agosto pasado fue declarada muerta dos veces tras negligencia médica en San Luis Potosí.

La Fiscalía estatal informó que los detenidos son Horacio Mares Rentería, de 53 años, el médico encargado del Hospital Básico Comunitario de Salinas de Hidalgo, a quien familiares de Camila acusaron de no atenderla en primera instancia y dejarle su diagnóstico a enfermeras.

Así como también las médicas Lidia, de 33 años, y también Selene, de 30 años.

 “Fueron detenidos tres médicos relacionados con el caso de una niña que falleció en el Hospital Básico Comunitario del Municipio de Salinas, por probables negligencias y omisiones”, se especificó oficialmente.

 La autoridad ministerial añadió que dos detenciones se cumplimentaron en esta entidad y una más en Zacatecas.

 “Se consiguieron órdenes de aprehensión por el delito de homicidio realizado en comisión por omisión. Las personas aprehendidas fueron trasladadas al Centro de Reinserción Social de la Pila, para que comiencen con su proceso legal, a través de la audiencia inicial”.

La “doble muerte” de la niña Camila en SLP En agosto pasado, se informó que la familia de Camila Roxana, de 3 años de edad, sufrió un viacrusis de negligencia médica que derivó en que la menor fuera declarada dos veces muerta en un lapso de 24 horas en San Luis Potosí.

El pasado 17 de agosto, Camila ingresó a las 10:00 horas al Hospital Básico Comunitario estatal de Salinas de Hidalgo con vómito, diarrea y fiebre, por lo que le pusieron toallas húmedas, le recetaron paracetamol y la dejaron ir, narró su madre Mary Jane Mendoza.

Luego que la niña no mejoraba su estado, y tras visitar además a dos médicos particulares, Camila fue llevada 12 horas después al mismo hospital, pero ya a la sala de urgencias, donde le anunciaron tras atenderla que había muerto.

Mary Jane salió del cuarto por una puerta trasera, esperó durante aproximadamente 10 minutos el certificado de defunción y conoció, por primera vez, que la causa de muerte oficial fue diarrea aguda, deshidratación severa y shock hipovolémico.

La segunda muerte de Camila

En ese momento, el hospital se encargó de contratar los servicios funerarios y fue durante la ceremonia de velación, la mañana del 18 de agosto, que la madre notó que los ojos de Camila se movían, que no le cambiaba el tono de piel y que se empañaba el cristal del ataúd.

Una enfermera llegó a los 10 minutos y tras una revisión le detectó un pulso de 97, así como oxigenación; después, la trasladaron a una clínica rural, donde les pidieron de inmediato una ambulancia para llevarla al hospital más cercano, en este caso el IMSS-Bienestar en la comunidad Los Hernández, en Villa de Ramos, al cual nunca llegó.

Luego de decidir que era mejor trasladarla al Hospital Central de la capital potosina, a 150 kilómetros de distancia, fue cuando un paramédico les dijo, tras dos horas de viaje, que su hija nuevamente estaba muerta.

El Servicio Médico Forense (Semefo) les entregó el cuerpo hasta el viernes 19 de agosto, pero no les dio una copia de la autopsia, ni una asesoría para una denuncia por posible negligencia.

 Lo que sí obtuvieron fue un nuevo certificado de defunción en el que ahora se aseguraba que Camila falleció por edema cerebral, falla metabólica y deshidratación.

Oscar Uscanga  | Agencia Reforma