El corazón de la capital mexicana latió al ritmo de la protesta este fin de semana, mientras miles de ciudadanos se congregaron en el Zócalo capitalino bajo las consignas de “Nuestra democracia no se toca” y “Voto libre”. Este torrente de inconformidad fue dirigido hacia el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en un claro mensaje de que la ciudadanía está vigilante y comprometida con la defensa de los procesos democráticos en el país.
Lo que inicialmente parecía una asistencia modesta, pronto se transformó en una marea humana que desbordó la emblemática plaza. Con nutridos contingentes llegando por diversas arterias de la ciudad, la manifestación creció hasta alcanzar proporciones notables, desafiando cualquier expectativa previa.
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Bajo el color distintivo de la “marea rosa”, los manifestantes expresaron su rechazo a cualquier injerencia del gobierno federal en el proceso electoral en curso. La exigencia de que “el INE no se toca” resonó fuertemente, reflejando la preocupación compartida por la independencia de las instituciones electorales.
El evento, convocado sin afiliaciones partidistas, atrajo la presencia de figuras políticas destacadas, como los presidentes del PAN y PRD, así como candidatos opositores a diversos cargos. Sin embargo, todos ellos recalcaron que su participación se fundamentaba en su rol como ciudadanos preocupados por el futuro de la democracia en México.
Los cánticos y consignas, cargados de crítica hacia el presidente López Obrador, resonaron en la plaza, reflejando un sentimiento de descontento y desconfianza hacia el gobierno. Entre las voces que coreaban “Narco presidente” y otras consignas, se escuchaba un llamado claro a la transparencia y la rendición de cuentas.
El discurso central a cargo de Lorenzo Córdova, exconsejero presidente del INE, fue recibido con ovaciones, subrayando la importancia de proteger las instituciones democráticas del país. Con la entonación del Himno Nacional, la manifestación concluyó de manera pacífica, pero dejando un mensaje contundente: la ciudadanía está activa y vigilante ante cualquier amenaza a la democracia mexicana.
