Al corte del pasado 20 de julio, en Hidalgo se habían registrado 17 casos de influenza y cuatro defunciones por complicaciones relacionadas con la enfermedad, de acuerdo con el boletín de la Dirección General de Epidemiología, de la Secretaría de Salud federal (Ssa).
La dependencia detalló que 94.7 por ciento de los decesos se debió al tipo B de la influenza, mientras que 5.3 por ciento correspondió a la variante AH1N1.
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El grupo etario mayormente afectado por la influenza son los menores de uno a cuatro años, seguido de los infantes de cinco a nueve años y en tercer lugar están los adultos de 30 a 34 años. A nivel nacional se han registrado 621 positivos al padecimiento y 19 muertes.
Del total de personas que han perdido la vida debido a la influenza, 21.1 por ciento corresponde a la entidad.
Con el mismo porcentaje se encuentra Guanajuato; le siguen Puebla, con 15.8 por ciento, así como Guerrero y Jalisco, con 10.5. Las entidades federativas restantes concentran 21.1 por ciento.
El periodo que registró el mayor número de infecciones fue del 4 al 17 de junio, con 184 contagios de la enfermedad respiratoria y una muerte derivada de complicaciones del padecimiento, mientras que del 21 al 27 de mayo se reportaron 99 casos y cinco defunciones.
La Dirección General de Epidemiología informó que en la temporada pasada predominó la variante AH3N2, mientras que en la actual lo ha hecho el tipo B, con 85.5 por ciento de los casos.
GRUPOS MÁS AFECTADOS
El grupo etario mayormente afectado son los menores de uno a cuatro años, seguido de los infantes de cinco a nueve años, y en tercer lugar, los de 30 a 34
Galilea Monroy | Pachuca
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Alma Rocío Serrano Rodríguez, jefa del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Materno Infantil de Pachuca, informó que han atendido el parto de 292 adolescentes de 13 a 17 años en lo que va del año, siendo este el mayor grupo de riesgo.
La funcionaria detalló que la mayoría de las pacientes tienen entre 22 y 34 años, mientras que únicamente 10 por ciento cuenta con 35 a 41 años de edad.
Serrano Rodríguez indicó que el trabajo previo al parto es fundamental para que se lleve a cabo con facilidad, por lo que vigilar la alimentación, realizar actividad física de bajo impacto y contar con una red de apoyo familiar es primordial para que la madre tenga un proceso natural exitoso.
Agregó que el nosocomio tiene una política de “atención amigable y parto humanizado”, por lo que tras captar a los pacientes identifican sus factores de riesgo para intervenir y tratar de garantizar que el alumbramiento sea natural.
“Las pacientes suelen llegar al nosocomio entre la semana 32 o 34, tras ser canalizadas desde su Centro de Salud, quienes llevan sus controles prenatales antes de la semana 32 o 34. Si llegan a detectar altas probabilidades de complicación o factores de riesgo, la persona gestante es referida previo a este periodo y son revisadas por consulta externa hasta el alumbramiento”, explicó Serrano Rodríguez.
Las pacientes ingresan tras el inicio de trabajo de parto activo con una dilatación de cuatro a cinco centímetros para vigilar que la madre y el bebé cuenten con signos vitales normales; este proceso puede tardar de 12 a 24 horas hasta el alumbramiento.
Después del nacimiento, en caso de parto natural, se quedan en vigilancia aproximadamente 24 horas para verificar que la madre mantenga una presión arterial normal, que no presente fiebre o sangrado posterior, que tolere los alimentos y que el bebé pueda comer del pecho y no presente náusea, reflujo o fiebre.
