Fue un 15 de junio de 2021 cuando se dio a conocer que Pachuca perdía a una de sus figuras más conocidas: Alfredo Yong Cerón, o simplemente don Chino.
Hace un año, la familia del célebre cantinero daba la noticia de su desaparición física a través de las redes sociales del local, los Rones de Don Chino, y para nadie que llegó a conocer su figura y su leyenda pasó desapercibido, desde los jóvenes hasta los más experimentados y conocedores de la historia de la Bella Airosa.
Don Alfredo fue una parte determinante dentro de la vida social de Pachuca. Hijo de Miguel Juan Yong Kontai, un inmigrante de origen oriental, se hizo conocido por abrir en 1949, junto a su progenitor, la cantina El Surtidor, nombre original del célebre establecimiento.
En un inicio, El Surtidor era una especie de tienda de abarrotes antes de convertirse en una lonchería y, posteriormente, en un centro recreativo, justo en el momento de que los primeros supermercados llegaron a Pachuca, afectando a los pequeños negocios en aquel entonces.
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La calle Nicolás Romero, en el Centro Histórico de la capital hidalguense, se volvió, por más de 70 años, en un punto de encuentro para muchas personas, desde jóvenes que estudiaban en el entonces edificio central de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) hasta hombres recién salidos de sus centros de trabajo, quienes disfrutaban de sus famosos rones.
Sin embargo, la llegada del nuevo milenio cambió un poco las cosas: a pesar de que nunca dejó de ser un lugar obligado para las y los pachuqueños, los problemas económicos aterrizaron a las puertas de El Surtidor, tanto que tuvieron que cambiar de local, dentro de la misma calle, a causa de esta crisis.
“Siento tristeza, de todo este tiempo le di estudio a mis hijos, una casita y un carrito. Abrimos en 1944, cuando estaba la Segunda Guerra Mundial”, dijo Don Chino a Criterio en el 2017, en el momento que tuvo que cerrar por primera vez, cuando el predio en el que se encontraba fue vendido para construir un edificio moderno.
Tres años después, Los Rones regresaron una vez que se establecieron en el número 303, en donde actualmente se ubica, para seguir ofreciendo a sus parroquianos la calidad de antaño, como en los buenos tiempos.
Lo que nadie contaba es que, en ese mismo año, 2020, la pandemia de Covid-19 haría de las suyas, no solo con Don Chino, sino con el resto de los comercios, cuando el gobierno estatal tuvo que implementar medidas de contención, entre ellos, el cierre de negocios, por el repunte de contagios y muertes.
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Y aquel 15 de junio del año pasado, un mensaje consternó a toda una ciudad: “Con profundo pesar, les informo que hoy, mi padre Alfredo Yong, mejor conocido como don Chino, ha dejado este mundo. Más tarde estaremos informando en dónde será velado, por si alguien desea acompañarlo. Atte. Familia Yong Fragoso”.
Con su partida, también se cerró una página dentro de la historia de Pachuca. Sus hijos se encargaron que el legado de Alfredo Yong aun persista, a pesar de los nuevos tiempos, y como alguna vez mencionó su hija, Verónica Yong, durante un homenaje, “él nos enseñó a trabajar y a unir fuerzas para alcanzar objetivos comunes; gracias a ti, viejo”.
Redacción web
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