María del Carmen Daniells Cervantes es jefa de enfermeras en el hospital 33 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicado en Tizayuca.
Su día comienza temprano, pues además de prever el tiempo de traslado de Pachuca al municipio colindante con el Estado de México, debe dejar preparadas algunas actividades para su esposo y sus tres hijas, la mayor de 14 años y gemelas, de cuatro.
Afirma que, en los 19 años que lleva de carrera, no se había enfrentado a un “desafío de tal magnitud”, pues ninguna cátedra de Enfermería o práctica profesional se asemeja a lo que actualmente se enfrentan los profesionales de la salud ante la pandemia por Covid-19.
“Nunca pensé en renunciar a este reto, sino que lo tomé como parte de un compromiso de manera personal y como enfermera, así como con el instituto que me ha dado tantas satisfacciones”, afirmó, pese a las largas jornadas de trabajo, el sacrificio de pasar menos tiempo con su familia y el riesgo de contagiarse de coronavirus.
“Nunca vamos a volver a la normalidad porque no hay conciencia de la gente. No queremos que la población se siga arriesgando, pero ya es una situación que queda en nosotros como ciudadanos”, dijo sobre la incidencia de infecciones, de las cuales, hasta el corte de ayer, Tizayuca registraba 396 y 68 defunciones, de acuerdo con el reporte técnico diario de la Secretaría de Salud de Hidalgo (SSH).
En la clínica, adaptada exclusivamente para la atención de pacientes con Covid-19, se encarga de que el personal cuente con el equipo, material y medicamentos para garantizar una atención adecuada.
A inicio de la pandemia, describe, las jornadas laborales eran de más de 12 horas, por lo que en ocasiones ya no podía ver despiertas a sus hijas pequeñas; además, tuvo estrés y presión: “Fue un cambio tanto en mi vida laboral como personal muy fuerte”.
La asignación de supervisoras en la clínica desahogó la carga de trabajo de María del Carmen; no obstante, enfrentó el contagio de SARS-CoV-2 de su esposo, quien estuvo aislado 15 días en su propio hogar, mientras se recuperaba.
Daniells Cervantes reconoce que constantemente siente temor de contraer el virus en su trabajo, pero, al mismo tiempo, lo más reconfortante es ver la recuperación de personas que llegaron muy graves por la enfermedad. Además, reconoce un cambio en la actitud de sus compañeras para atender pacientes con coronavirus, pues al principio se mostraban renuentes.
“Me motiva ver que nuestro trabajo se refleja cuando un paciente se va de alta”, indicó la enfermera.
En cambio, lo más triste en su entorno laboral es la muerte de las personas, muchas todavía en edad productiva.
De acuerdo con la Secretaría de Salud federal (Ssa), hasta el 17 de mayo, 47 trabajadores de la Salud en Hidalgo se habían contagiado de la cepa viral del SARS-CoV-2.
Yuvenil Torres I Pachuca
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