Primero fueron denuncias públicas de deportistas y medallistas olímpicos, luego irregularidades detectadas por la Secretaría de la Función Pública (SFP) y recientemente acusaciones formales ante la Fiscalía General de la República.

Así ha sido el transitar de Ana Guevara como directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) en menos de dos años de gestión.

En este tiempo se ha puesto en duda su capacidad para estar al frente del deporte nacional no sólo por las decisiones que ha tomado, también por el equipo de colaboradores que la rodea.

A los problemas administrativos y quejas de la comunidad deportiva que arrastraba desde el año pasado se sumaron en 2020 los resultados de la auditoría a los gastos del primer semestre de 2019 de la Conade, por los que la SFP le hizo, en febrero, seis observaciones por un daño al erario de 50.8 millones de pesos.

Tres meses después de esa revelación, la empresa veracruzana de alimentos CIMCSA denunció por extorsión, ante la Fiscalía General del estado, a Guevara y a varios de sus colaboradores por exigir dinero para la obtención de un contrato para operar los comedores de deportistas y entrenadores en las instalaciones que administra la Conade.

El 20 de mayo, ésta misma compañía denuncia, ahora ante la FGR, a la ex velocista y a su subdirector general, Sergio Monroy, y al subdirector de Administración, José Hernández, por la extorsión de la que, acusan, fueron objeto.
Un día después, la funcionaria aseguró, en un comunicado, que siempre se ha conducido apegada a la legalidad.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dio un espaldarazo a la medallista olímpica el 29 de mayo al decir en su mañanera que a él “nadie le ha llevado un expediente sobre Ana Guevara”, en referencia a la SFP y acusó que las denuncias obedecen a los tiempos políticos.

Adrián Basilio I Agencia Reforma

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