Imagen: María Luisa Pérez Perusquía
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Hace 2 días

La Marcha del Orgullo. Todas las personas todos los derechos

Este sábado 29 de junio se llevó a cabo la edición número 46 de la Marcha del Orgullo LGBTIQ+.
De acuerdo con las cifras oficiales, participaron más de 260 mil personas en la Ciudad de México (Cdmx) y se llevó a cabo en los demás estados de la república, incluido por supuesto, nuestro estado. 

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Este sábado 29 de junio se llevó a cabo la edición número 46 de la Marcha del Orgullo LGBTIQ+.

De acuerdo con las cifras oficiales, participaron más de 260 mil personas en la Ciudad de México (Cdmx) y se llevó a cabo en los demás estados de la república, incluido por supuesto, nuestro estado.

El término LGBTIQ+ es al acrónimo de las palabras Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Travesti, Intersexual, Queer, así como el signo “+” como congregación de las inagotables diversidades sexogenéricas. Su uso político hace referencia a la comunidad de personas que se reconocen por construir sus vidas a partir de identidades, expresiones y formas de vinculación erótico-afectivas no normativas desde el punto de vista del orden de género heterosexual.

Hablamos entonces de diversidades sexogenéricas o personas de la diversidad sexual. De acuerdo a la CNDH “La diversidad sexual hace referencia a todas las posibilidades que tienen las personas de asumir, expresar y vivir la sexualidad, así como de asumir expresiones, preferencias u orientaciones, identidades sexuales y de género distintas en cada cultura y persona. Es el reconocimiento de que todos los cuerpos, todas las sensaciones y todos los deseos tienen derecho a existir y manifestarse sin más límites que el respeto a los derechos de las otras personas”.

Es decir que dentro del término “diversidad sexual” cabe toda la humanidad, pues nadie ejerce su sexualidad de la misma manera que las y los demás.

Sin duda, en tiempos recientes es que empieza a visibilizarse más el movimiento y su lucha por garantizar sus derechos y libertades. Un parámetro es justo la cantidad de personas que salen a participar de la celebración en la Marcha.

El movimiento de la diversidad sexual, al igual que otros movimientos sociales como el feminista, no escapa al uso pernicioso con fines políticos o económico-mercantilistas, donde el propio Estado, las empresas e instituciones para lucir progresistas y promotoras de los derechos humanos dicen adoptar sus luchas, en lo que se ha denominado pinkwashing y purplewashing.

De acuerdo a Drullard, el pinkwashing (lavado rosa) y el purplewashing (lavado violeta) son maniobras de marketing con fines estratégicos que usan empresas, gobiernos y otras instituciones (iglesias, escuelas, universidades, hospitales…) con el objetivo comercial o político de “venderse” públicamente como espacios feministas y pro-derechos de las mujeres (purplewashing) y amigables e inclusivos para personas socialmente subalternizadas como la población LGBTIQ+ o de la diversidad sexual (pinkwashing).

En otras palabras, es adoptar posturas “políticamente correctas”, así, tenemos empresas e instituciones de gobierno que ponen banderas del orgullo en sus edificios en el mes de junio o replican consignas feministas el 8 de marzo, pero sin impulsar medidas favorables de transformación social, ni garantizar derechos ni acceso a recursos para el bienestar de estas poblaciones; sin que en realidad ocurran transformaciones de fondo en las estructuras sobre las que se cimentan esas empresas, gobiernos y demás instituciones.

Asimilan los movimientos sociales como el multiculturalismo, la igualdad y la diversidad, por medio de discursos como “todas y todos somos iguales pero diferentes y la diversidad cultural es riqueza” e incluyen a todas las personas en la foto, pero no modifican prácticas ni cambian condiciones de desigualdad real. En sus estructuras sigue habiendo violencia hacia las mujeres o integrantes de la Comunidad; salarios diferenciados, discriminación y un largo etcétera.

A propósito de la Marcha conviene recordar que un compromiso real con las personas de la diversidad sexual integrantes de la Comunidad debería traducirse en acciones concretas que promuevan y garanticen sus potencias y libertades fundamentales.

Como sociedad rechazar las violencias de las que son objeto y desterrar el discurso de odio. Pronunciarnos por el respeto a su derecho humano al libre desarrollo de la personalidad.

Hablando de derechos humanos no se puede estar de acuerdo o en desacuerdo. Los derechos humanos son para todas las personas.

Recordar que las sociedades justas se construyen a partir del respeto, el amor, la tolerancia y sobre todo la libertad.

También nos corresponde señalar cuando las empresas o las instituciones o las personas se dedican a lavarse la cara con total incongruencia con la imagen pública que desean vender y la realidad que hacen vivir a las mujeres y a las personas que existen fuera de la heteronorma.

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