Daniel Flores Nava era un empresario consentido por el obradorato. Su vertiginoso ascenso levantó más de una sospecha. Se volvió uno de los contratistas más beneficiado en las obras de la refinería de Dos Bocas. Su estilo de vida lo reflejaba: avión privado, helicóptero y carros de lujo. Todo se terminó el 28 de julio pasado: se desplomó la aeronave en que viajaba. A la fecha no hay ningún detalle oficial de lo que ocurrió.
Horas antes de este avionazo, previo a que Daniel Flores viajara a Veracruz para asistir a una gira de precampaña de Adán Augusto López, el empresario estuvo en Palacio Nacional. Me lo revelan fuentes de primer nivel. Me confían que lo citaron para regañarlo por el retraso en la construcción de la refinería donde su empresa, Proyecta Industrial de México, tiene enormes responsabilidades. Este dato, que no había sido revelado, merece ser investigado de manera más profunda.
Síntesis de sus últimas horas de vida: llegó a Palacio Nacional, lo regañaron, salió, fue a la campaña de Adán Augusto y murió al caerse la aeronave en que viajaba.
El ascenso de Daniel Flores como empresario se explica en gran parte por su cercanía con Adán Augusto López y Rocío Nahle. Disfrutaba de la cercanía con la clase política influyente. Quiso serlo desde sexenios anteriores, pero “le hizo justicia la revolución” a partir de que llegó al poder Andrés Manuel López Obrador. Además de Dos Bocas, tenía contratos en las refinerías de Tula y Salamanca, así como en el campo Ixachi de Petróleos Mexicanos en Veracruz.
En estas “Historias de Reportero”, el pasado 8 de octubre de 2021, publiqué sobre la importancia que estaba teniendo el empresario, la necesidad de ponerle el reflector, la lupa. Era contratista favorito. Por si fuera poco, el enlace entre el empresario y los altos personajes de esta administración era Leonardo Cornejo Serrano, quien el sexenio pasado fue el más frecuente contacto de Odebrecht en Pemex, y que en el gobierno de AMLO lo encumbraron al nombrarlo encargado de firmar los contratos de Dos Bocas, que hasta ahora ha tenido un costo que ronda los 300 mil millones de pesos, casi el triple de lo prometido.
A juzgar por las mañaneras de Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto compite con Benito Juárez por el galardón del mejor presidente de la Historia: primero le dijo que le entregaba un país estable y con buenas cuentas, luego dijo que era un demócrata por su papel en la elección del 2018 y ayer lo exoneró del caso Ayotzinapa, por el que él y sus seguidores habían pedido que renunciara.