Cuando Fox se presentó en la Comic-Con del verano pasado para promover la próxima y última cinta de Wolverine, con Hugh Jackman, el estudio dio a conocer una imagen mostrando al superhéroe mutante y taciturno levantando el dedo medio o, más bien, la garra media. Ese elemento inicial de mercadotecnia fue una señal de que Jackman y los realizadores querían elevar el factor de intensidad y producir una cinta con clasificación C (mucho antes de que Deadpool, de Fox, dejara claro este mes que las películas de superhéroes no necesitan tener una clasificación B-15 para convertirse en megaéxitos de taquilla).
Los enterados dicen que la tercera secuela aún sin título de Wolverine, que James Mangold empieza a dirigir en un mes, siempre fue diseñada como una película que recibiría una clasificación C del comité de clasificaciones debido al nivel de violencia (y probable lenguaje) en el guión escrito por Michael Green. Lo que sí es que el éxito de Deadpool no sale sobrando.
La cinta estelarizada por Ryan Reynolds ha recaudado más de 500 millones de dólares a nivel mundial desde su estreno hace menos de dos semanas, y está prácticamente asegurado que se convertirá en la cinta de clasificación C más taquillera en la historia, desbancando a Matrix Recargado (742.1 millones de dólares), sin tomar en cuenta la inflación. Wolverine 3 tiene su estreno programado para el 3 de marzo del 2017.