Cada día, surgen nuevas ideas para intentar reducir el impacto del ser humano en el medio ambiente. En este artículo, presentamos algunas de las nuevas tecnologías propuestas para acabar con la crisis medioambiental a la que nos enfrentamos.
Captura del carbono
La tecnología para capturar el carbono existe desde la década de 1970. Sin embargo, debido a la mentalidad sobre el cambio climático de la época, nunca se tuvo en cuenta. No ha sido hasta hace relativamente poco cuando se ha empezado a considerar como una de las mejores opciones posibles para reducir las emisiones.
Las dos tecnologías más prometedoras en este ámbito son la captura de carbono en planta y en aire. La primera permite capturar y almacenar de forma segura partículas de carbono antes de su emisión a la atmósfera, de modo que no aumenta la cantidad de carbono emitido; la segunda, por su parte, captura las partículas de carbono ya emitidas, lo que contribuye a reducir el impacto medioambiental causado por la industrialización.
La duda es la siguiente: si esta tecnología ha demostrado que reduce el impacto medioambiental en la Tierra, ¿por qué no se ha usado a escala global todavía? La respuesta es simple: es más fácil y barato emitir el carbono a la atmósfera.
Para resolver este problema, debería aplicarse un impuesto a esta forma más fácil, pero también más perjudicial, de hacer las cosas. Y a la velocidad a la que avanza la crisis del cambio climático, este impuesto a la emisión de carbono debería empezar a utilizarse lo antes posible.
Cemento verde
Según un estudio del Instituto de la Tierra de la Universidad Columbia, la producción de cemento crece a un ritmo anual del 2,5 %. Con el diagnóstico actual, se prevé que, de aquí a 2050, se produzcan más de 4000 millones de toneladas de cemento.
Aunque la importancia del cemento es innegable, lo mismo puede decirse de su enorme impacto medioambiental. Aunque el concepto de cemento verde se introdujo hace tiempo, los avances más recientes pueden suponer el impulso medioambiental que nuestro planeta necesita.
En la actualidad, el cemento verde se obtiene de diferentes maneras en función de la empresa que haya patentado su solución. El cemento verde representa una solución ecológica muy útil para luchar contra el cambio climático, ya que reduce en gran medida la emisión de CO2 a la atmósfera y, por tanto, su huella de carbono.
Teletrabajo
La pandemia del coronavirus ha cambiado nuestra forma de vivir y trabajar. Debido al confinamiento, muchas personas se vieron obligadas a trabajar desde casa, lo que eliminó los desplazamientos al trabajo. Estos desplazamientos son uno de los principales responsables de las emisiones de efecto invernadero.
Al eliminar este factor, la huella de carbono de la sociedad se redujo de manera significativa de forma casi instantánea. Este cambio de paradigma supuso toda una revolución, ya que un montón de empresas que nunca se habían planteado la posibilidad del teletrabajo comprobaron que, en muchos casos, era una opción viable. Se digitalizaron los procesos y los flujos de trabajo y las empresas hicieron lo posible por mantenerse a flote.
Y aunque hay sectores, como el aéreo, que todavía necesitará algunos años para recuperarse del todo, otras industrias han sabido adaptarse a una nueva situación que llegó para quedarse. Por ejemplo, mucha gente preferirá ahora disfrutar de la nueva película de Batman desde la comodidad de su sofá, pedir comida a domicilio o hacer la compra semanal por internet. De la misma forma, mucha gente prefiere ahora jugar en casinos online en lugar de desplazarse hasta uno físico: y es que, aunque no presentan el mismo ambiente distinguido, ofrecen ventajas como los bonos sin depósito.
Nos hemos acostumbrado tanto a las ventajas de internet que mucha gente ya no quiere prescindir de ellas, y esta reducción de los desplazamientos es positiva para el medio ambiente.
World Bee Project
La polinización desempeña un papel crucial en nuestra capacidad para consumir alimentos nutritivos a diario. Sin embargo, las estadísticas no engañan: debido al uso de pesticidas, la deforestación, el descenso de la flora y los problemas relacionados con el cambio climático, el número de abejas ha caído en picado en la última década.
El World Bee Project (Proyecto Mundial de las Abejas) pretende utilizar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el almacenaje en la nube y el análisis de datos para transformar el suministro global de alimentos. Mediante la creación de una red de control global de colmenas, los creadores de este proyecto esperan potenciar la inteligencia derivada de las abejas, analizar los datos y, finalmente, contribuir a la conservación de la biodiversidad, a la ralentización del cambio climático y a mucho más.
Aunque no solemos asociar a las abejas con experiencias necesariamente divertidas, su importancia para el bienestar de la humanidad es incuestionable. Y ello hace que estos proyectos sean vitales para el futuro del medio ambiente.
Hidrógeno verde
La producción de hidrógeno verde tiene potencial para convertirse en uno de los motores globales del cambio por un planeta más sostenible.
El proceso de combustión del hidrógeno es relativamente sencillo y, en él, solo se emite un producto derivado, que es el agua. Sin embargo, el proceso de producción del hidrógeno puede tener diversas formas y, en función del proceso elegido, se emiten diferentes cantidades de gas de efecto invernadero a la atmósfera.
Según el proceso de producción, el hidrógeno se clasifica por colores. El objetivo es pasar gradualmente del hidrógeno gris al hidrógeno verde, pasando por el azul, el turquesa, el rosa y los demás. La principal ventaja de producir hidrógeno verde es que, además de hidrógeno, solo se produce un elemento más, oxígeno, que puede liberarse a la atmósfera sin ningún tipo de riesgo.
El hidrógeno verde es la opción más sostenible y el único tipo de hidrógeno que puede producirse sin dañar el medio ambiente. Al no producirse dióxido de carbono, la transición al hidrógeno verde debería ser una prioridad mundial, siendo España uno de los líderes del sector.
Por suerte, muchos países están empezando a adoptar esta tecnología, y se prevé que, en 2050, más del 10 % de la producción de hidrógeno global proceda de recursos renovables.
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