En una entrevista, Laura Emilia expresó su voluntad de la familia de mantener unidas la casa y la biblioteca, para darles un destino cultural.
En la Colonia Condesa, en la calle de Reynosa número 63, yace el hogar que vio florecer la vida y la literatura de dos grandes exponentes del arte mexicano: José Emilio Pacheco y Cristina Pacheco. Esta casa, repleta de libros, no solo representaba un terruño físico, sino también un refugio, el lugar más amado en el mundo según el propio poeta.
A una década del fallecimiento de José Emilio Pacheco, galardonado con el Premio Cervantes en 2009, y apenas un mes después de la partida de la periodista Cristina Pacheco, su hija Laura Emilia Pacheco revela en una entrevista la voluntad de la familia de mantener unidas la casa y la biblioteca, para darles un destino cultural.
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“La casa es la biblioteca“, afirma Laura Emilia, describiendo cómo los libros ocupaban cada espacio disponible, a excepción de la cocina y el baño. La decisión de preservar este legado cultural se torna desafiante en una época que no siempre favorece la conservación de la cultura.
“Realmente no sé qué vamos a hacer, pero sí te puedo decir que lo que queremos hacer es, en la medida de lo posible, conservar la casa y la biblioteca, o darle un fin en que no se separen”, explica Laura Emilia, quien añade que la protección de estos espacios significativos es un tributo a sus padres.
Ante la pregunta sobre la posibilidad de abrir el inmueble al público, Laura Emilia expresa su deseo de convertir la casa en un centro dedicado a la poesía y el periodismo, honrando así el legado de sus progenitores.
Consciente del riesgo de la demolición y la pérdida de la memoria cultural, la familia Pacheco busca abordar esta situación con diligencia y amor, evitando que la inmobiliaria desdibuje la historia impresa en cada rincón de su hogar.
La casa de José Emilio y Cristina Pacheco se puede considerar como un testimonio tangible de la riqueza literaria y periodística que marcó una época.