Alojarte en un hostel es una gran opción para tus próximas vacaciones. La vas a pasar bien. Te vas a sentir cómodo y vas a contar con todo lo que necesitas para tu estadía en el destino. Es un alojamiento cálido y divertido. En el que, además de dormir y descansar vas a poder disfrutar de tus ratos libres junto a los demás huéspedes. Antes o después de hacer de ir a la playa o de hacer alguna excursión. Y, a menudo, con poco presupuesto.

Ahora bien, el éxito de tu estadía en el hospedaje elegido, depende de un montón de personas. Y de procesos que entran en juego y que muy pocas veces tienes en cuenta. Las prestaciones del hostel que contrataste son posibles gracias a recursos humanos, materiales y de logística. Que juntos y coordinados te garantizan este servicio turístico.

¿Cómo son y qué servicios ofrecen los hostels?

Si bien los hay con habitaciones privadas, mayormente los hostels son alojamientos con cuartos y baño a compartir. Y con ambientes comunes en los que puedes interactuar con otros huéspedes. Como la cocina, la terraza, el patio o el salón de juegos. En estos últimos suelen organizarse eventos o reuniones con el fin de socializar. Es un hospedaje en el que pagas por la cama. Por eso, suele ser más barato que otros.

Por su modalidad, los hostels pueden ser mucho más que un simple hospedaje. Lo más importante que tienen para ofrecer es la convivencia con gente de todo tipo y de todo el mundo. Son espacios de encuentro entre viajeros. En los que se hablan muchos idiomas, se intercambian experiencias y se comparten momentos.

En general, son la primera opción de mochileros y viajeros en constante movimiento. Que duermen tres noches en un lugar y continúan su travesía. Y de quienes viajan solos y buscan conocer gente nueva e, incluso, sumarse al itinerario de otro huésped. En ese devenir de personas se generan vínculos sociales interesantes y cosmopolitas que sólo este hospedaje facilita.

¿Cómo se gestiona este tipo de hospedaje?

Detrás de todo lo que haces en el hostel hay organización y gestión. Desde el momento en el que realizas la reserva hasta el check out.

·         Gestión de reservas: la antesala de la estadía

El área encargada de las reservas es la responsable de conocer la disponibilidad. De registrar al huésped que contrató el alojamiento. De generar, verificar y confirmar su pago. Y de transmitir toda esta información primordial al segmento de recepción. Para que, cuando llegue, sepa quién es y hasta cuándo se quedará. Para optimizar y agilizar esta tarea, los hostels suelen implementar sistemas de gestión. Son eficaces y evitan muchos errores.

·         Recepción: la primera interacción con el huésped

La recepción es el espacio en el que el huésped interactúa por primera vez con el alojamiento. Y quienes la manejan, las primeras personas que le van a dar la bienvenida. Como en muchos otros, en este rubro la primera impresión es estratégica, crucial. El primer contacto con el establecimiento y su personal debe satisfacer al cliente. De lo contrario, una mala experiencia será muy difícil de revertir.

Para que eso suceda, el personal elegido para la recepción debe ser cordial. Tratar al huésped con respeto y simpatía. Contar con toda la información necesaria sobre el hostel. Para poder evacuar cualquier duda y responder cualquier pregunta en esta primera instancia. Además de datos clave de la ciudad donde está ubicado y que el cliente quiere conocer.

Operativamente, el recepcionista registra el ingreso (check in) y egreso (check out) del huésped. Así como los servicios extras que éste contrate durante su estadía, como el desayuno. O gastos que ocasione en el bar del lugar, por ejemplo. Además, es quien está permanentemente presente para asistir a los alojados.

·         Mantenimiento: crucial en un hospedaje con espacios compartidos

Al tratarse de un establecimiento con espacios comunes, las tareas de higiene deben ser permanentes. El personal de mantenimiento se ocupa de mantener el alojamiento ordenado y en óptimas condiciones sanitarias. Y de reparar o reemplazar aquello que se rompe. Al igual que la recepción, esta característica puede generar una imagen positiva o negativa del hostel.

Dentro de esta área se encuentran quienes organizan e higienizan las habitaciones. Donde reponen la ropa de cama y las toallas. Aquellas personas que se ocupan de la lavandería, si la hubiese. Las camareras que sirven las diferentes comidas ofrecidas. El personal que releva, repara y compra los elementos necesarios del alojamiento. Y también el que controla y repone el stock de insumos o materiales utilizados en el servicio.

·         Funcionamiento de la cocina y compra de materia prima

El personal abocado a esta tarea se hace cargo de todo lo relacionado a la comida ofrecida en el hospedaje. Es responsable de garantizar las materias primas para el desayuno, almuerzo, merienda y cena. Así como para preparar menús especiales cuando se organizan eventos o fiestas. Ya sea en la cocina del hostel como en el bar o restaurante del lugar, si hubiese.

·         Comunicación interna y coordinación de tareas

Cada área de gestión dentro de un hostel tiene una función definida y específica. Pero juntas forman una cadena, un único sistema. En el que ninguna puede funcionar de manera óptima sin la otra. La comunicación entre empleados y áreas de trabajo es fundamental para que las tareas se concreten de manera efectiva. Y, sobre todo, para que la experiencia del huésped sea satisfactoria.

Para lograrlo, es imprescindible que todo el plantel conozca el funcionamiento total del hostel. Que cada uno tenga claro lo que hacen los demás. Y que la conexión entre ellos se produzca ordenadamente. Que quien se ocupa de las reservas pase la información a recepción en tiempo y forma. Que desde la recepción se transmita a mantenimiento la queja de un huésped sobre una mesa rota. Y que el chef cuente con todo lo necesario al momento de cocinar. Porque el responsable de las compras repuso los ingredientes faltantes.