A 10 días de que comenzó el arribo de centroamericanos de la Caravana Migrante a Tepeji del Río, con rumbo a Tijuana, Baja California, en la comunidad San Juan, laicos de la parroquia de San Francisco continúan ayudando a los indocumentados con ropa, comida, agua y traslados en la carretera México-Querétaro.
“Llegan en grupos de cinco o 10; en ocasiones, una sola familia con uno o dos niños. Aquí se les apoya con un poco de comida, agua y ropa, si es que necesitan. En ocasiones vienen cansados, con los pies lastimados, y se les da una pomada o medicamento para que puedan seguir su camino; en el caso de los niños, se les revisa que vayan bien abrigados para soportar los fríos”, dijo la hermana Imelda, parte del equipo de apoyo.
Algunos migrantes reconocen que tienen miedo de llegar a la frontera norte, pues las autoridades estadunidenses han declarado que no les permitirán el acceso.
“Es un riesgo que tenemos que pasar. Vale la pena buscar un nuevo estilo de vida porque en nuestro país de origen no tenemos trabajo y lo poco que ganamos lo perdemos cuando nos piden dinero los grupos criminales. Más vale arriesgarse que seguir en la miseria y el temor”, dijo Michel, hondureño de 24 años que camina acompañado de su esposa de 22 y sus dos hijos, de cinco y tres años.
Roger Melgarejo, salvadoreño de 45 años de edad que transita con su cónyuge, de 42, y sus hijas, de 15 y 17 años, mencionó a Criterio que, si consigue trabajo, buscará permanecer en México.
“Yo era chofer y, si encuentro una buena chamba, acá me quedo. La gente de este país es buena y nos ha tendido la mano. La verdad no quiero arriesgar a mis hijas a que algo les pase al querer entrar a los Estados Unidos, por eso estamos valorando quedarnos”, explicó.
Jesús González I Tepeji