De acuerdo con el Centro Comunitario de Salud Mental y Adicciones del municipio, las redes sociales influyen negativamente en la salud mental de los jóvenes, siendo el sector de 12 a 19 años de edad el más vulnerable
El Cecosama ofrece pláticas informativas y talleres en diversas instituciones educativas, dirigidas tanto a estudiantes, como a docentes y a padres de familia
En el último año, alrededor de 10 jóvenes han recibido atención tras haber intentado suicidarse, informó Rosa Guadalupe Hernández Flores, encargada del Centro Comunitario de Salud Mental y Adicciones (Cecosama) Huejutla.
Ante tales cifras, instancias de Salud han intensificado sus esfuerzos para sensibilizar e informar a la población sobre la gravedad de este problema y las formas de prevenirlo.
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Hernández Flores comentó que el centro comunitario de Huejutla ofrece pláticas informativas y talleres en diversas instituciones educativas, dirigidas tanto a estudiantes como a docentes y padres de familia. Estos encuentros tienen como objetivo brindar información clara sobre los factores de riesgo y las señales de advertencia que pueden llevar a un joven a desarrollar pensamientos suicidas.
Además, se busca fomentar un diálogo abierto sobre la importancia de la salud mental, un tema que aún enfrenta estigmas en muchos sectores de la sociedad.
Asimismo, subrayó la importancia de educar a la comunidad sobre la prevención del suicidio en Hujutla: “Es esencial que todos aprendamos a identificar señales de alerta, como cambios repentinos de humor, comentarios relacionados con la muerte, baja autoestima, aislamiento social y conductas autolesivas, como el cutting. Cuanto antes se detecten estos indicios, más posibilidades tenemos de intervenir a tiempo”.
Añadió que el suicidio es la segunda causa de muerte a nivel mundial entre jóvenes de 15 a 20 años. En Huejutla, los adolescentes de entre 12 y 19 años constituyen el grupo más vulnerable, ya que atraviesan una etapa de profundas transformaciones emocionales y sociales. Durante esta fase, dijo, los jóvenes suelen enfrentarse a presiones académicas, conflictos familiares y problemas de identidad, factores que, combinados con el consumo de sustancias psicoactivas o antecedentes de violencia familiar, incrementan el riesgo de suicidio.
La especialista también destacó que las redes sociales y el entorno digital pueden influir negativamente en la salud mental de los jóvenes. La exposición a ciberacoso, comparaciones sociales y la presión por cumplir con estándares irreales de éxito o belleza pueden generar sentimientos de desesperanza y desvalorización personal, que en algunos casos derivan en conductas autodestructivas.
Cuando un joven llega al centro tras haber intentado suicidarse, se le somete a un protocolo integral de atención en Huejutla.
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“Lo primero que hacemos es realizar una evaluación exhaustiva para determinar el nivel de riesgo. Activamos la red de apoyo del paciente, compuesta por familiares, amigos o cualquier persona que él considere importante para su vida”, explicó Hernández Flores.
Además, se decide el tratamiento más adecuado, que puede incluir terapia psicológica, intervención psiquiátrica y, en algunos casos, farmacoterapia: “El ejercicio físico, por ejemplo, libera endorfinas, que son químicas del cerebro que nos hacen sentir mejor. A su vez, las técnicas de relajación y la meditación ayudan a calmar la mente y reducir los niveles de estrés”.
Además, recomendó prestar atención a los hábitos de sueño y fomentar espacios de diálogo en las familias, donde los jóvenes puedan expresar sus preocupaciones sin temor a ser juzgados.
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