Con el cambio a la Ley del Banco de México que aprobó el Senado, el sistema financiero y el Banco Central están expuestos al lavado de dinero.
La iniciativa propone que el Banco de México adquiera todos los dólares que bancos e instituciones financieras no puedan exportar o repatriar.
Justifica que las instituciones financieras enfrentan problemas para repatriar o exportar los dólares que en México reciben de migrantes y turistas.
Aunque en realidad, por miedo a robos y asaltos, los paisanos no suelen traer dólares a México sino que los envían electrónicamente, lo que no desmiente la versión de que las remesas llegan físicamente al país; el 99 por ciento de las mismas llega por transferencia.
Un documento que Luis Urrutia, director jurídico del Banco de México envió al Senado, alerta sobre el riesgo de lavado de dinero al que se somete al banco central con esta iniciativa.
Los intermediarios financieros que no pueden repatriar o exportar esos dólares, es porque no han probado su procedencia y, si se los venden a Banxico le transferirán ese mismo riesgo relacionado con el lavado, expone.
“La adquisición de los billetes y monedas extranjeros a que se refiere la iniciativa haría que el Banco de México pase de ser una entidad pública que no representa en modo alguno un riesgo de lavado de dinero, a una que quedaría clasificada de alto riesgo en dicha materia”, señala.
Existe la probabilidad de que recursos ilícitos entren a las reservas y que puedan darse sanciones a nivel internacional por operaciones relacionadas a lavado de dinero.
La reforma, además, viola la autonomía constitucional del banco, pues le estaría dictando cómo debe administrar las reservas internacionales, señala.
En enero-octubre de 2020, el sistema bancario captó 30 mil 614 millones de dólares y aproximadamente 16 por ciento fueron en efectivo. El principal operador es BBVA, con 30.7 por ciento del total, seguido de Citi (19.9 por ciento) y Santander (9.55 por ciento).
Urrutia expone que solo dos por ciento de los dólares captados en efectivo se quedan en la bóveda de los bancos.
Jorge Cano y Mayolo López
Agencia Reforma