Este fin se llevará a cabo una caminata y recorrido a la comunidad El Bordo, actividad organizada por los propios habitantes y colectivos como Cooperativa Visual, Geografía Nómada, y la Ruta Minera Arqueológica.

En entrevista para FDS, uno de los organizadores, David Ordaz Bulos, dijo que el motivo de la caminata es juntar fondos para hacer reparaciones en el centro comunitario de El Bordo, pues hace mes y medio se robaron los cables de la luz. De ahí que hay varios objetivos a cubrir: apoyar, pero también difundir la memoria histórica y cultural de la zona.

La caminata hacia este barrio fundacional en la ciudad sale del kiosco del Reloj Monumental, sube por el barrio El Arbolito, sigue por la Nueva Estrella y de ahí entra a la calle Humboldt, por donde bajaban los arrieros que vendían leña a inicios del siglo XX; ahí aún se encuentran las argollas donde la gente amarraba a sus animales; posteriormente llegará a la Barranca del Tulipán, con ruinas mineras del siglo XVIII. El siguiente destino será El Bordo, para una convivencia.

¿Por qué son importantes esos datos que escucharás en el recorrido, además de muchos otros? Porque permiten conocer la relevancia de estos lugares y la necesidad de que instancias como el INAH reconozcan y atiendan su valor histórico.

Al respecto, David comentó que el fin es que la gente conozca esta parte de la ciudad, pues los habitantes de El Bordo compartirán historias y relatos en torno a la historia del lugar.

“El objetivo es vivir nuestro patrimonio histórico, cultural, biocultural, como se ha hecho estos años, y generar nuevas formas de vivir la ciudad. A través de conocer nuestra historia podemos construir presente y futuro”.

Este tipo de actividades comenzaron hace dos años con la iniciativa de los colectivos para visibilizar a El Bordo y que más gente conociera el lugar y su historia. “La Secretaría de Cultura llevó talleres a donde nunca los había habido. Se hizo un trabajo con niñas, niños y jóvenes de la comunidad. Ha sido un trabajo a cuenta gotas. Todo, de colaboración”.

“Ha sido un proceso de gestión cultural que ha tenido como centro a la propia comunidad, a través del diálogo, encuentro y diversidad, pues es un espacio para que la ciudad tenga una nueva forma de leerse y vivirse”.

Por ejemplo, Geografía Nómada ha trabajado el herbario de plantas medicinales y comestibles de la zona, por lo que Martín, habitante de El Bordo, lo está ilustrando. Ese tipo de acciones están latentes.
Ordaz Bulos aseguró que este tipo de recorridos y otras actividades ha representado un proceso de mediación a

través de los colectivos participantes. Es gente que ha estudiado Humanidades y Ciencias Sociales con alguna perspectiva de cultura, pero cuando hay un diálogo con los habitantes la cultura va más allá. “Lo más valioso es un proceso de diálogo abierto y cocreación”.

Sara Elizondo I Pachuca

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