La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado esta y otras variantes como “bajo vigilancia”,, pero no hay motivos para alarmarse en este momento
La nueva variante de Covid-19 conocida como KP.3 es la cepa más dominante en Estados Unidos, según lo confirmaron los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Entre el 26 de mayo y el 8 de junio, los datos de la agencia gubernamental indican que KP.3 representa el 25 por ciento de los casos de covid en el país, superando a la variante JN.1, que ahora representa el 22.5 por ciento de los casos.
Los CDC utilizan el rastreador de datos Nowcast para proyectar las variantes de Covid-19 durante un periodo de dos semanas, herramienta que ayuda a estimar la prevalencia actual de las variantes sin predecir la propagación futura del virus.
A pesar de que las tasas de muertes y hospitalizaciones han disminuido significativamente, los datos recientes muestran un aumento en las tasas de pruebas positivas y visitas a la sala de emergencias. De hecho, el 4 de junio, los CDC informaron que las infecciones por Covid-19 están aumentando o probablemente aumenten en 30 estados.
KP.3, al igual que las variantes JN.1 y las denominadas FLiRT KP.1.1 y KP.2, forma parte de una línea similar, siendo descendiente de JN.1.11.1, que a su vez proviene de JN.1, la variante más predominante en los Estados Unidos hasta finales de abril. Estas variantes son consideradas prácticamente hermanas, todas pertenecientes a la familia Ómicron. Aunque actualmente hay poca información detallada sobre estas cepas, estudios preliminares indican que presentan algunas diferencias en sus picos de proteínas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado estas variantes como “bajo vigilancia”, lo que significa que están siendo monitoreadas, pero no hay motivos para alarmarse en este momento. Los expertos destacan la importancia de un monitoreo constante debido a las mutaciones que el SARS-CoV-2, el virus que causa el Covid-19, acumula en su código genético con el tiempo.
Mientras la variante KP.3 se establece como la dominante en Estados Unidos, la vigilancia y el monitoreo continúan siendo esenciales para gestionar la evolución de la pandemia y sus variantes emergentes.