Por medio de mensajes de texto y con el argumento de que “les fuera a llevar la enfermedad”, María Luisa, empleada doméstica de 46 años, fue despedida de tres de las cuatro casas en donde laboraba.
En medio de la contingencia por Covid-19, la mujer, quien tiene tres hijos, narró a Criterio que únicamente conservó un empleo; sin embargo, solo labora dos días a la semana, por lo que su ingreso es de mil 200 pesos al mes.
“Se siente feo porque ni siquiera me dieron la cara para decirme que ya no podían darme trabajo”, dijo la mujer, quien afirmó que ha tenido que acudir al cerro a cortar nopales para alimentar a su familia, pues su esposo también perdió su empleo.
Los gastos se acumulan, pues los 300 que gana a la semana no son suficientes para solventar la renta de la vivienda, ya que, aunque sus arrendatarios le permiten pagar la mitad, debe tres meses.
Además, agregó que sus hijos, dos mayores que cursan la preparatoria y una de primaria, no pueden hacer sus tareas porque no cuentan con computadora ni internet:
“Gastar en una recarga para el celular representa mucho para nosotros”.
No obstante, a pesar de lo “complicado” de la situación, ellos la motivan a seguir adelante: “Yo trato de echarle ganas para que mis hijos no se depriman, y como les digo, la esperanza muere al final. Lo importante es luchar; si nos caemos, nos tenemos que volver a levantar”.
El martes, durante la conferencia de prensa nocturna de la Ssa federal, Marcelina Bautista, activista y fundadora del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar, evidenció que empleadas domésticas fueron despedidas por la pandemia, sin recibir sueldo ni la liquidación correspondiente.
Yuvenil Torres I Pachuca
