Durante el severo confinamiento en España, la campeona paralímpica de triatlón Susana Rodríguez funcionó en régimen de doble jornada: por un lado entrenaba duramente, por el otro ejercía de doctora para ayudar en la lucha contra el virus.
Esta acumulación de trabajo no afectó a su rendimiento deportivo: este sábado, nadó, pedaleó y corrió hasta la medalla de oro en Tokio en la carrera PTVI para atletas con discapacidad visual.
Trabajando en un hospital, esta mujer sabía que “el covid era muy grave desde el mismo principio”.
En esos tensos primeros días de la pandemia, cuando ella atendía llamadas telefónicas para asesorar a personas con síntomas, su jefe organizaba una conferencia cada mañana.
“Nos daba los nuevos datos y las cosas iban realmente mal”, explicó, antes de su carrera en los pospuestos Juegos Paralímpicos Tokio 2020.
Entonces, decidió poner su especialización en medicina física y rehabilitación al servicio de los pacientes que se tratan de recuperar de las infecciones más severas. Entre turnos, trataba de encajar algunas horas para practicar en la cinta o la bicicleta estática.
En Tokio, se convertirá en la primera paralímpica española en competir en dos disciplinas en unos mismos Juegos, cuando el domingo participe en la carrera de 1500 m categoría T11.
“Voy a intentar relajarme ahora y recuperar las piernas. Necesito mantener la calma, porque esta situación me ha dado mucha adrenalina”, dijo.
“Soy mejor en triatlón, pero realmente me encanta la pista”, explicó Rodríguez, que terminó quinta en el triatlón de Rio 2016.
Su guía Sara Loehr también recibió la medalla de oro el sábado. En el podio, ambas se tomaron de las manos y sonrieron triunfantes.
Las atletas guías son “mis ojos durante la competición” y “me conocen realmente bien”, dijo Rodríguez. “No necesitamos hablar, porque saben si puedo empujar un poco más o no”.
AFP | Tokio