Enchúlame la cancha
 
Hace (65) meses
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Por más que le invierten, por más que siembran y que ponen cuchillos en el pasto para que no llueva y el mentado césped híbrido agarre como debe de ser, la cancha del estadio Azteca nomás no le queda al departamento operativo del inmueble.

Pero la que les voy a contar es el padre de todos los “remedios” que aplicaron a la desesperada en días pasados y para que la cancha pareciera el mismísimo Santiago Bernabéu, o bueno, al menos eso intentaron.

Resulta que después del cochinero que dejó Shakira por sus conciertos, los encargados del Azteca movieron cielo, mar y tierra para componer la superficie, pero por más que lo intentaron no quedó debido a que la semilla que plantaron para que el césped creciera, al menos iba a necesitar una semana para pegar como Dios manda.

Ante la lluvia de críticas que le caen al estadio por todos lados, no hubo otra más que buscar esta maravillosa alternativa de última tecnología: pintar el césped del Azteca.

Sí, así de clarito me lo contaron.
No hubo de otra más que pintar de verde el césped para ocultar las huellas que dejó la colombiana.
Varios de los protagonistas del primer partido tras de los conciertos me chismearon que al llegar al vestidor se dieron cuenta de que traían las calcetas y el short ¡pintados de verde!

Ni les cuento cómo terminaron el partido y lo mucho que les costó quitarse la tinta que parecía digna de un jardín de niños.
Lo gacho de esto es que a los equipos rivales ya les parece una falta de respeto jugar en esas condiciones al tratarse de una cancha de primera división.
Pero bueno, ya veremos cuál será el siguiente capítulo de esta tragicomedia del estadio Azteca y su césped híbrido.

LOS PRIMEROS
QUE ‘LO SUPIERON’
El despido de Diego Cocca fue un secreto a voces durante casi 24 horas que se tardaron los señores de Xolos en oficializar el adiós de su entrenador.

Sin embargo, resulta que un grupúsculo de jugadores ya sabían desde días antes que el técnico iba a ser puesto de patitas en la calle y no porque se los hayan comunicado primero a ellos, sino porque ellos le tendieron la camita.
Me contaron que los pesos pesados del vestidor tijuanense salieron echando espuma por la boca después del partido contra el Ame de la Jornada 13, tirando pestes del planteamiento “ratonero” de su entrenador (así como lo puse) y de las preferencias que tenía por ciertos jugadores que son manejados por su mismo representante Christian Bragarnik.

Aquella vez, uno de los futbolistas andaba tan caliente que me dijo: “Nosotros ya sabemos que él no va a terminar el torneo”, por lo que todo el misterio que se hizo entre lunes y martes con que si se oficializaba o no su salida para los jugadores no era tal, y es que Cocca no se ayudó ni tantito, pues incluso sus patrones estaban más que frustrados luego de comprobar que por las venas de su entrenador corría atole y no la sangre hirviendo que les encanta allá en Tijuana y que tan bien supieron canalizar Antonio Mohamed y
Miguel Herrera.

El resto, mis cuates, es historia.

San Cadilla

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