El amor de padre se antepone a la gloria deportiva.

El clavadista Iván Pollo García pertenece al selecto grupo de medallistas olímpicos mexicanos ya con su nombre en la historia del deporte… ahora su mayor anhelo en Tokio 2020 es enorgullecer a su hija.

Ivana acaba de cumplir cuatro años, casi el mismo ciclo olímpico que su padre ha hecho para asistir a sus terceros Juegos Olímpicos, en esta ocasión de cinco por la pandemia.

“El principal motor es mi hija, yo soñé con estar compitiendo en Juegos Olímpicos y que mi hija estuviera viendo la tele. Espero que se entretenga viendo la competencia y que pueda tener un recuerdo lindo de mí para toda su vida”, dijo García.

“También, espero no defraudar a mi equipo de trabajo, a mi entrenador (Iván Bautista) y a las personas que han confiado en mí”, señaló.

Aquel niño inquieto que entró a practicar clavados desde los siete años para canalizar su energía se ha convertido en un coleccionista de preseas nacionales e internacionales. Fue precisamente en Londres 2012 donde vivió su mayor satisfacción deportiva hasta el momento, al colgarse la medalla de plata en plataforma de 10 metros sincronizados junto a Germán Sánchez, quien quedó fuera de competencia por lesión.

“Mi sueño es ganar, obviamente, pero me visualizo siendo feliz. Intentando dar lo mejor de mí y hacerle ver a todos los mexicanos que por más complicado que se haya vivido el año anterior (2020) puedes alcanzar tus sueños.

“Para ser un campeón no necesitas de las medallas, yo quiero demostrar que, a pesar de que se retrasaron un año los Juegos, de que hubo mucha incertidumbre y de que varios de mis familiares estuvieron enfermos —incluso mi papá a punto de morir—, yo nunca me di por vencido y voy a buscar lo mejor para México”, destacó García.

En Tokio, competirá de manera individual en plataforma de 10 metros, no podrá hacerlo en sincronizados porque su pareja, Randal Willars, no fue elegido entre los clasificados, a pesar de tener posibilidad de aspirar a una medalla en dupla.

Cuando suba a la plataforma y esté a punto de saltar, seguro imaginará a Ivana del otro lado de las cámaras.

Citlalli Medina I Agencia Reforma