Han pasado 24 años de la final de la Copa del Mundo Estados Unidos 1994 y sigue siendo recordada. Brasil e Italia igualaron 0-0 y como si fuera una película, el campeón del mundo se tuvo que definir de la manera más dramática posible: en una tanda de penales.
94 mil personas coparon el Rose Bowl de Pasadena y fueron testigos de uno de los momentos que marcaron la historia del futbol mundial. El ídolo de los italianos, Roberto Baggio, fue el encargado de cobrar el penal definitivo. Si anotaba, dependían de que Brasil fallara, para seguir con vida, pero si sucedia, era el fin.
El Divino se veía nervioso como pocas veces se le veía y, al final no pudo cumplir con su tarea, mandó su disparo por encima de la portería. Italia caía de manera dramática y Brasil conseguía su cuarto campeonato del mundo.
Redacción I Pachuca