Siempre se ha dedicado al arte porque lo trae en los genes, su padre fue pintor y fotógrafo. Enrique Garnica nació en el corazón de los barrios mineros de Pachuca, por la calle Reforma, en 1959, y desde niño hizo sus  primeros trazos.

“Como todos los niños, yo siempre dibujé y pinté. La cuestión es que yo nunca dejé  de hacerlo”.

A los 21 años hizo su primera exposición en el Pasaje Río de las Avenidas, sobre el viaducto, a la altura de la plaza Independencia. A la gente le gustó tanto que el montaje duró dos semanas.

“Todo salió muy bien. Me gustó muchísimo cómo respondía la gente y cómo podía usar mi obra como un lenguaje”.

Poco a poco se fue enrolando en el arte y la cultura. “Me iba muy bien, pero entonces no sabía que podía y debía vivir de eso. Era un hobby nada más. Siempre creaba sobre lo que yo creía y pensaba”.

A los 24 años, Garnica expuso en el foro cultural Efrén Rebolledo: Otra forma de ver las mismas cosas. Después, se dedicó durante casi seis años a formarse en talleres y espacios para aprender más del arte y diseño, con influencia de la escuela cubana.

A los 30 años de edad tuvo su primera exposición profesional: Requiem, en el museo Guadalupe Posada, en el entonces Distrito Federal. “De ahí pa’l real, fui exponiendo en distintos foros y espacios”.

A los 50 años decidió dejar de exponer temporalmente. “Yo lo que quería era detener el coche y ver el rumbo al que quería llevar el coche y
a qué velocidad”.

La producción entonces se dirigió a vender. “Hay cierta edad en que no necesitas apapacho ni ego. Se va enfermando uno poco a poco y el ego se va inflando muchísimo. Es excesivamente dañino. Entré en un proceso en el que tenía que exorcizar mi ego para seguir sobreviviendo”. Actualmente, Garnica expone en dos galerías de Puebla.

Respecto a la apreciación y adquisición de obras, el artista hidalguense considera que no es verdad en México la gente no aprecie el arte y la cultura, sino que esa opción queda en último lugar porque hay otras necesidades que cubrir. En tanto, hay que seguir creando públicosdijo, y eso corresponde al artista y a las instituciones.

La muerte del NAIM

Hace unas semanas Garnica creó una imagen en alusión al NAIM y la muerte. La obra fue plagiada por un medio digital, pero después se viralizó en redes sociales y fue replicada. Al respecto, el artista asegura que para colocar sus piezas en otros países tardó 30 años, pero el internet es muy rápido y este trabajo tardó un día.

-“Creo en el uso democrático de las imágenes. Mi lema siempre ha sido: ‘la imagen es de quien la trabaja’. Luego entonces, si me llevo me aguanto.
– Pero una cosa es que la recreen y deriven otras de ahí mismo, en otros materiales, a que le  quiten mi nombre y le pongan otro. Eso es plagio descarado”.

-Para el artista plástico fue una maravilla ver la recreación de su obra, pues –dice– es de lo que se trata: que la gente se apropie de las cosas y las enriquezca. “Tengo una postura ante mi entorno y quiero abanderar ideas y esa coincidió con un hecho histórico y una fecha milenaria, el Día de los Muertos”, dijo

Sara Elizondo I Pachuca