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Un pachuqueño en la Real y Pontificia Universidad

Gracias al trabajo del acucioso investigador Rodolfo Aguirre Salvador, hoy se sabe que los padres de aquel insigne abogado fueron Manuel de León y Sebastiana Meneces, ambos originarios de la provincia de Castilla en España, de donde llegaron ya casados a tierras americanas, hacia 1665.

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Los anales de la historia hidalguense, y en particular de la muy noble y leal ciudad de Nuestra Señora de la Asunción y Real de Minas Pachuca, deben recordar y reconocer el nombre de don José de León y Meneces (sic) como el más antiguo e insigne profesionista del Derecho, que nacido en la hoy capital del estado de Hidalgo ocupó, tras el riguroso examen de oposición previsto en los reglamentos de la Real y Pontificia Universidad de México, un sitial en el claustro de profesores de esa insigne institución educativa, al ser calificado como apto para impartir —leer se decía entonces— diversas cátedras del área de jurisprudencia de la Universidad de México.
Gracias al trabajo del acucioso investigador Rodolfo Aguirre Salvador, hoy se sabe que los padres de aquel insigne abogado fueron Manuel de León y Sebastiana Meneces, ambos originarios de la provincia de Castilla en España, de donde llegaron ya casados a tierras americanas,
hacia 1665.


Poco después de su arribo a la Nueva España, el matrimonio León Meneces se estableció en la ciudad de Pachuca, donde don Manuel intentó, con poco éxito, incursionar en la actividad minera, por lo que terminó desempeñándose más tarde como administrador de las diversas haciendas de labor y pulque, propiedad de don Juan Francisco Altamirano de Velazco Villegas Legazpi y Castilla, conde de Santiago Calimaya, que se ubicaban en terrenos de los hoy estados de Hidalgo y Puebla, y fue en Pachuca donde hacía 1670 vio la luz primera el único hijo procreado por aquel matrimonio, a quien pusieron por nombre José.

En Pachuca realizó José el estudio las primeras letras, bajo el cuidado de profesores particulares y a su término y gracias al mecenazgo del conde de Santiago Calimaya, el joven de León Meneces se trasladó a la Ciudad de México, donde continuó sus estudios de bachillerato en el reconocido colegio Jesuita de San Pedro y San Pablo de y luego los de jurisprudencia en la Real y Pontificia Universidad de México, donde obtuvo el título de doctor en cánones, hacia 1684.

En los primeros años de ejercicio profesional, fue llamado para atender asuntos de la Audiencia de México y otros del Cabildo metropolitano a los que se sumaron otros de orden privado para la familia de su otrora mecenas, el conde de Calimaya, así como de otras nobles familias de la ciudad México.
Mas León y Meneces no se conformó con ejercer el Derecho desde o ante los tribunales, con frecuencia se le veía en bibliotecas o visitando a sus viejos maestros, lo que avivó en él, la vocación académica, por ello a finales del siglo XVII solicitó su ingreso como catedrático de la Real y Pontificia Universidad de México el que fue aprobado el 29 de octubre de 1699, tras al reunirse el claustro de profesores a efecto de elegir al “individuo más docto, más benemérito y más útil” para dictar de manera provisional la cátedra clementina —que correspondía al estudio de los primeros capítulos del Derecho Canónico, recopilados por el papa Clemente V—, que era impartida en los cursos universitarios iniciales para quienes se dedicarían de lleno al derecho, asignatura hasta entonces impartida por el doctor Pedro Reacavarren, quien jubilado por edad, dejaría al año siguiente, sin perder los derechos y titularidad de la misma, como se acostumbraba entonces. Para tal efecto, la referida junta de profesores determinó quienes serían los aspirantes a tal distinción académica, entre quienes se encontraba el docto abogado pachuqueño, quien ya que, para entonces, había sido lector en algunas cátedras. Fue en los primeros días de enero de 1700, cuando se dio a conocer el dictamen por el que se aceptó al doctor en Cánones y Leyes, José de León y Meneces, a efecto de sustituir de manera provisional. al titular Dr. Pedro Reacavarren.

No obstante que Recavaren dejó definitivamente la materia, Meneces la impartió por prácticamente tres lustros sin ser el titular ya que fue hasta mediados de 1715 cuando debido a los méritos reunidos a lo largo de todo ese tiempo, Meneces alcanza finalmente la titularidad como profesor —lector como se decía entonces—, de esa y dos cátedras más, debido al reconocimiento del que fue objeto por parte del claustro de profesores y de sus muchos exalumnos, como se constató en el expediente relativo a la última oposición a la que se sometió en 1714.

Se ignora por ahora la fecha en que León Meneces, se jubiló, en la cátedra universitaria, sin embargo, para 1737, cuando frisaba ya los setenta años, aparecía aun como integrante del claustro de profesores, no así en la nómina de catedráticos de 1741, de se deduce que su separación como docente de la máxima casa de estudios de la Nueva España debió ocurrir entre 1740 y 1741.

Los datos por ahora no permiten saber el año de su muerte, aunque se sabe debió ocurrir hacia 1750. Esta comarca otrora minera, debe guardar en sus anales un recuerdo especial para este hombre, que no solo es pionero por haber abrazado el campo del derecho, sino por haber sido profesor en la Antigua Universidad Pontificia, antecedente de la Universidad Nacional Autónoma de México. La imagen corresponde al patio de la antigua Real y Pontificia Universidad de México, cuando aún se conservaba en su interior la con la imagen ecuestre de Carlos IV (el Caballito).

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