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Hace (33) meses
La importancia de ser agradecido
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Queridos lectores, el día de hoy escribiré sobre un tema que muchas veces hemos leído o escuchado, pero que pocas veces ponemos en práctica.

¿Sabías que la gratitud literalmente transforma tu cerebro? En este artículo escribiré sobre cómo la gratitud tiene el poder de crear un estado mental más positivo y feliz. Además, daré algunos consejos prácticos que puedes dar para cambiar positivamente el cerebro.

Gratitud: sentir y hacer

Según Cicerón: “La gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás”.

La palabra gratitud procede del latín gratitudo y, según la RAE, es el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer y a corresponder a él de alguna manera.

Gratitud, entonces, es algo que sentimos y que además nos impulsa a la acción. A través de ella, reconocemos las cosas buenas de nuestras vidas, ya sean tangibles e intangibles, y actuamos en consecuencia. Pero además de un estado temporal, también es un rasgo de carácter y ser una persona agradecida equivale a sentirse más satisfecho con la vida.

“La gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás”.

-Cicerón

La psicología positiva, que investiga aquello que podemos hacer para mejorar nuestra percepción del bienestar, ha mostrado especial interés por esta cualidad. Muchos estudios encuentran que las personas que practican la gratitud reportan beneficios consistentes que van desde la resistencia emocional y la mejora de la salud física a las ventajas profesionales y una mayor empatía.

Expresar gratitud cambia literalmente la estructura molecular del cerebro, mantiene la materia gris funcionando y nos hace más saludables y felices. Cuando sientes felicidad, el sistema nervioso central se ve afectado para bien. Eres más pacífico, menos reactivo y resistente. Y la gratitud es la practica más efectiva para estimular los sentimientos de felicidad.

En un estudio de gratitud, realizado por Robert A. Emmons en la Universidad de California en Davis y su colega Mike McCullough en la Universidad de Miami, a los participantes, asignados al azar, se les dieron tres tareas distintas. Todos llevaban un diario semanal: un grupo describía las cosas por las que sentían agradecimiento, otro explicaba todo aquello que les fastidiaba y el último hacía un seguimiento de los eventos neutrales. Al cabo de 10 semanas, los participantes en el grupo de gratitud se sentían un 25 por ciento mejor que los otros grupos, reportaron menos problemas de salud y rendían un promedio de 1.5 horas más.

Beneficios de ser y sentirse agradecido

Cultivar la gratitud tiene muchas recompensas según los científicos:

  • Disminución de la presión arterial y un sistema inmunológico más fuerte
  • Mayor optimismo, felicidad y resiliencia
  • Emociones más positivas y relaciones mejoradas
  • Dormir mejor
  • Sentirse menos solo o aislado
  • Una mayor capacidad para ser generoso y compasivo

“Sólo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de gratitud”

-Jean de la Bruyère

Hasta aquí unas cuantas razones convincentes para expresar gratitud con más regularidad. Pero no es tan fácil como parece, ¿sabes por qué?

Habrás notado que, aunque siempre suele haber algo por lo que sentir gratitud, el cerebro no es especialmente sensible a este sentimiento, más bien tiende a pasar por alto todas las buenas personas, oportunidades, eventos y otras cosas positivas en nuestras vidas.

La mente humana tiene un sesgo de negatividad natural, también conocido como el efecto negativista, que permite que las cosas negativas (experiencias, pensamientos, emociones, etc.) tengan un mayor impacto psicológico que las cosas positivas.

Piensa un momento, ¿cuándo fue la última vez que estuviste dándole vueltas en la cabeza a algo fantástico?

Como dice el psicólogo Rick Hanson, autor de El cerebro de Buda; la neurociencia de la felicidad, el amor y la sabiduría: “La mente es como velcro para las experiencias negativas y teflón para las positivas”.

Esa tendencia natural que todos tenemos y que, según el temperamento de cada cual será más o menos fuerte ¿se puede invertir de alguna manera?, ¿podemos vencer ese sesgo de negatividad?, ¿podemos al menos, tener una visión más equilibrada de las cosas para no sentirnos mal gratuitamente? La respuesta es SÍ. Cultivar la gratitud es una habilidad que se puede entrenar. Cabe destacar que no se trata de transformar la realidad, lo que podemos es hacer cuestionar nuestra visión de esos momentos en que nos regocijamos en los aspectos más adversos de la realidad. Esos días en que nuestra mente pone el foco en lo negativo y ensombrece cualquier otro rincón.

En el próximo artículo daré algunas formas de cultivar la gratitud y mejorar tu entorno.

Como siempre, les deseo larga vida, salud y prosperidad.

Hasta la próxima.

Alberto Tristany Zarauza

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