Querido lector, nos encontramos en una época donde cada vez se le da más importancia a la educación emocional, ya que nos permite adquirir destrezas para el manejo de los estados emocionales, reducir las emociones negativas y aumentar las positivas. Los niños con inteligencia emocional son más felices y confiados, tienden a tener más éxito, se convierten en adultos responsables, atentos y productivos.
Muchos de los problemas que afectan a la sociedad actual (drogas, violencia, prejuicios étnicos, entre otros) tienen un fondo emocional, cambios en la respuesta emocional a los acontecimientos previenen comportamientos de riesgo.
Son reacciones del cuerpo y de la mente como respuesta a ciertos estímulos: personas, lugares, sucesos, recuerdos, determinan nuestra relación con el mundo, son emociones básicas como la alegría, la tristeza, el miedo, la ira, la rabia, la ternura, la sorpresa.
No hay emociones malas como tal, las hay inadecuadas y que deben de ser moduladas para nuestro beneficio. Por ejemplo, el miedo nos sirve para apartarnos del peligro y actuar con precaución, pero a veces nos puede impedir hacer algo que nos es útil o gratificante.
Es saber escoger entre la mejor de las emociones para adaptarla a la situación que nos encontremos, requiere aprendizaje y entrenamiento. No hay que olvidar que para enseñar a los niños el manejo de sus emociones primero hay que aprender a manejar las nuestras.
Los bebés no tienen la capacidad de regular sus estados emocionales, necesitan de otra persona (madre, padre, cuidador) para adquirirla. Los cuidados amorosos aseguran su salud emocional sana.
El contacto físico y emocional (responder a las sonrisas y arrullos, acunar, hablar, abrazar, tranquilizar) permite al niño establecer la calma en situaciones de necesidad y así, aprende a regular por sí mismo sus emociones.
Jugar e interactuar con el bebé crea un fuerte vínculo que ayudará a tu hijo a sentirse seguro y querido. A medida que crecen, hay que enseñarles a manejar las emociones, a expresar los sentimientos de forma adecuada, a superar sentimientos negativos como la ira y el rencor, a hacer amistades y conservarlas, a trabajar en grupo, soportar las burlas, respetar los derechos de los demás, motivarse cuando las cosas se ponen difíciles, tolerar las frustraciones y tener una autoestima alta.
Es bueno que aprendan a expresar las emociones, a hablar de ellas, conocer lo que sienten, como lo sienten y como les afecta; todo esto les ayuda a intentar cambiar lo que les hace daño y a potenciar lo que les ayuda.
Algo que te puede ayudar en su proceso es
lo siguiente:
Los niños deben aprender a expresar lo que sienten, desde el inicio del lenguaje, hay que enseñarles a tener un vocabulario emocional. A conocer y nombrar las distintas emociones, a reconocer cuando están contentos, tristes, enojados o tienen miedo.
Ejemplos de cómo hacerlo:
• Muéstrale caritas de alegría o tristeza. Que ellos expresen como se sienten y puedan decir el por qué se sienten así.
• Ayudarse de un espejo. Mostrarle gestos que reflejen distintas emociones y que las vayan nombrando.
No se trata de tapar o anular emociones si no aceptarlas y aprender a que no les hagan daño. Antes se inculcaba a los niños varones que no debían llorar ni mostrar debilidad, esto ha hecho que muchos hombres no sepan hablar sobre lo que sienten.
Enseñarles a expresar los sentimientos de forma adecuada, suavizar expresiones de ira, furia, irritabilidad es fundamental para las relaciones interpersonales. Hay que enseñarles a afrontarlas.
En su desarrollo los niños deben aprender a controlar su comportamiento, los episodios de llanto y enfados (rabietas) como respuesta a la frustración, deben ir aprendiendo a soportarlas sin alterarse tanto y sin que se desorganice todo su comportamiento.
Ejemplos de cómo hacerlo:
• Si tiene rabietas, ignórelas en ese momento. Quiere llamar nuestra atención, cuando este mas tranquilo, hable sobre ello dándole a entender que así no se debe de actuar.
La mayoría de los niños pequeños muestran empatía emocional a lo largo de su primer año de vida, los bebés suelen observar a otro niño que llora y suelen ponerse a llorar también.
En la empatía hay dos fases: en los primeros seis años de vida desarrollan capacidad para reaccionar emocionalmente hacia los demás, y luego esto se hace de una forma consciente.
Un desarrollo emocional satisfactorio significa tener emociones y conductas que reflejen preocupación por los demás: compartir, ayudar, estimular, mostrar una conducta altruista, tolerancia hacia los demás y voluntad de respetar las normas sociales.
Ejemplos de cómo hacerlo:
• Hacerles reflexionar con preguntas como: “¿Por qué crees que está llorando tu amiguito?” “¿Por qué está enojada mamá?”, “¿Lucía está contenta por?”. El niño comenzará a reconocer tanto sus propias emociones como las ajenas.
• La lectura de cuentos ayudará a hablar sobre las emociones de los demás. Favorece el desarrollo y riqueza de vocabulario. Ofrecer a través de sus personajes, qué sienten, qué situaciones atraviesan y cómo las resuelven.
La próxima semana continuaremos con este tema, de momento te invito a que vayas implementando estas pequeñas sugerencias para que puedas ir viendo cambios tanto en tu pequeño como en ti mismo, ti misma.
Recuerda que todo es un proceso y la palabra clave para lograr los cambios que deseamos es “DISCIPLINA”.
Como siempre te deseo larga vida, salud y prosperidad.
Hasta la próxima