Improcedente
El calor del discurso de la borrachera ideológica, del ignorante desliz del hormigueo que el poder da a quien jamás lo ha detentando. A quien se sentía abandonado y excluido, a quien tuvo que renunciar a su partido para ser considerado en el cuadro de honor
El calor del discurso de la borrachera ideológica, del ignorante desliz del hormigueo que el poder da a quien jamás lo ha detentando. A quien se sentía abandonado y excluido, a quien tuvo que renunciar a su partido para ser considerado en el cuadro de honor. Sí, al calor de esas muchas cosas que se acumulan, pueden ocurrir momentos que dibujan de cuerpo entero a quienes deciden apropiarse el poder.
“Solicite a la SCJN el sobreseimiento de toda controversia en acción de inconstitucionalidad y juicios de amparo que se tramiten en contra de la reforma que se hizo en materia judicial”, fue la orden que el presidente del Senado dio a la Dirección Jurídica. Así, apenas aprobada en el Senado la reforma y en curso de ser enviada a los, hasta, ayer, congresos soberanos de las entidades.
Pero aún más, advirtió “a efecto de salvaguardar la supremacía e inviolabilidad de nuestra Carta Magna para que nadie se atreva a estar por encima de la Constitución Política”. Nadie. Ni el pueblo, por supuesto, que es el que más perdió. Pero que, engolosinado en el parapeto institucional de todo por el pueblo, aún no se da cuenta de lo que ha sucedido.
Supremacía, una de las palabras más rudas en política, se ha puesto de moda en México bajo el pretexto de la impugnabilidad de las reformas que el Poder Legislativo hace de la Constitución.
Basta que cualquier persona revise los artículos de la Constitución y leyes, que han sido controvertidos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para darse cuenta de los argumentos jurídicos para hacerlo. Ser electo diputado o senador no da la sabiduría para desempeñar el cargo, la larga lista de reformas declaradas inconstitucionales por el tribunal constitucional muestra que los diputados y los senadores son personas que pueden equivocarse y eso no debería, bajo ninguna circunstancia, ser motivo de vergüenza o de reconocer.
Un Estado, como el mexicano y como cualquier Estado, se construye sobre la base de una Constitución, pero también sobre los pilares que los poderes que lo integran representan, no para su propio beneficio, sino para el del pueblo al que sirven; algo que, en el caso de México, está dejando de ser verdad.
Envalentonados y bajo el supuesto de ser representantes populares, ningunearon y dejaron sin uso de la palabra a los pocos opositores existentes en el pleno.
La discusión por el poder sigue en marcha mientras que la violencia crece a lo largo y ancho del país. Una discusión que asegura el oficialismo es justa y se da en un país que está pacífico y sin violencia real en las calles.
Esta no es una discusión por la nación, es una escaramuza por el poder total y excluyente. Por el supremacismo político y sectario. ¡Respeto a la presidencia! ¡Respeto a la presidencia! ¡Respeto a la presidencia! Atinaba a decir quien, por ostentarla hoy, la considera, finalmente, digna de ser respetada.
“Todos y todas perdemos en definitiva la posibilidad de impugnar a nivel nacional modificaciones a la Constitución contrarias a los derechos humanos”, posteó en sus redes sociales el Centro Prodh.
El organismo defensor de los derechos humanos aseguró que “Con la publicación en el DOF de la reforma que cancela la posibilidad de someter a control las #ReformasConstitucionales, todos y todas perdemos, en definitiva, la posibilidad de impugnar a nivel nacional modificaciones a la Constitución contrarias a #DerechosHumanos y a los principios de la democracia, por forma o fondo”.
“Se cierra precipitadamente una cuestión relevante para los Derechos Humanos sin una deliberación amplia y plural. Un retroceso (sic)”, concluyó la organización al dejar en claro que la supremacía constitucional no es algo que sea útil al pueblo.
El constitucionalista Francisco Burgoa aseguró frente a la solicitud del presidente del Senado de declarar improcedente cualquiera de los procesos iniciados para detener la reforma judicial, que esta era una petición indebida.
La consideró “un ataque directo a los mecanismos de control constitucional que protegen el Estado constitucional y democrático de derecho”.
Pero además dejó en claro que “esta solicitud no solo es improcedente, sino que demuestra la intención de debilitar la labor de la SCJN como garante último de la Constitución y protector de los derechos fundamentales”.
HEBRAS
El oficialismo festeja el supuesto triunfo sobre la discusión de inconstitucionalidad de algunas partes de la reforma al poder judicial y celebra el sobreseimiento de los procesos iniciados. Si ellos triunfaron, debe haber un derrotado, y tengo la certeza de que no fue el Poder Judicial, sino el Estado mexicano.
Las movilizaciones en torno a la reforma judicial han prometido no parar, lo cual no preocupa ni a la presidenta ni a los líderes camarales, quienes dan por sentado su triunfo, su fuerza y su venganza.
Enfrente, Trump se ha hecho con la presidencia y a pesar de asegurar que las relaciones serán de respeto e igualdad, la presidenta ha dado órdenes de apoyar a los migrantes mexicanos en Estados Unidos y, cómo no, en un país urgido de los dólares de los migrantes que superan los 36 mil 940 millones de dólares solo en los primeros siete meses de este año.
Pero nada han dicho de la propuesta del casi vicepresidente J. D. Vance, que busca imponer una tasa del 10 por ciento a través de Ley de Retención de Ingresos Ilegales que Ingresan a los Mercados de Drogas (Wired, por sus siglas en inglés) de la que ha hablado desde diciembre de 2023.
