La historia y su implacable juicio
 
Hace (16) meses
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Guillermo Corrales
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En vilo está la democracia de nuestro país con la iniciativa de reforma al sistema electoral. No es cosa menor, con su eventual aprobación, la autoridad rectora encargada de organizar las elecciones, el Instituto Nacional Electoral (INE), quedaría con una enorme e innecesaria herida, particularmente en una de sus columnas que le ha permitido el desarrollo de un sinnúmero de procesos electorales exitosos, su probado servicio profesional electoral nacional (SPEN).

Con la posible reforma, el SPEN, que dicho sea de paso es el mejor y más serio servicio civil de carrera del Estado Mexicano, vería una reducción de prácticamente el 80% de sus personas integrantes, lo dicho, un ataque sin justificación a la institución constitucionalmente autónoma encargada de organizar los comicios. 

De un plumazo, la mayoría oficialista en el Congreso de la Unión, con algunas congruentes excepciones, pretende desaparecer la fuente de trabajo de miles de mexicanas y mexicanos de todas partes del país, que con profesionalismo, seriedad e imparcialidad, han ido forjando por años una carrera electoral que representa una estructura electoral autónoma, que muchos países de Latinoamérica desearían tener.

Nunca en la historia de nuestra reciente democracia, se había construido una propuesta de reforma electoral exclusivamente desde el propio gobierno, nunca en la misma historia, se había aprobado en la cámara de orígen, en este caso la de las Diputadas y Diputados, un dictámen sin que se hubiera discutido y conocido no sólo por las fuerzas de oposición, sino por las propias legisladoras y legisladores que constituyen la mayoría simple, que por tanto lo votaron sin conocerlo, sin siquiera haberlo leído.

Nunca en la historia se había aprobado en cámara de orígen una propuesta de reforma sin haber escuchado o solicitado un sólo análisis técnico del propio órgano electoral autónomo, especialmente en temas en donde se trastoca su estructura interna, sin conocimiento técnico de su funcionamiento, sino a partir de posturas políticas ajenas a las necesidades respecto de cómo se organizan las elecciones.

Hace unas semanas, en este Espacio Abierto alerté sobre la tiranía de las mayorías, sostuve y reafirmo que hoy en México vivimos un punto de inflexión, donde no debemos caer en la tentación del sectarismo y la división, pero con la propuesta de reforma electoral al parecer y de manera muy lamentable, la mayoría legislativa federal ha caído en la tentación; imponerse sin escuchar ni ver a las minorías, al árbitro, a la academia y a su propia historia como antigua oposición.

Mi solidaridad con las y los miles de colegas del SPEN que podrían verse afectados con esta reforma, que supone un retroceso incalculable a nuestra democracia. Estoy convencido que el propósito fundacional de esta propuesta de reforma no es la austeridad y el “uso responsable” de los recursos públicos y pruebas serias de ello, sobran. 

Tarde o temprano, el tiempo nos dará la respuesta al porqué de este ataque sin precedentes a las instituciones electorales y por fortuna, más temprano que tarde la historia emitirá su implacable juicio. 

Guillermo Corrales | Consejero electoral del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo

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