¿Cuál humanismo, cuál buena onda?
Así responden las viudas de Tlahuelilpan al enterarse que el presidente premió al exgobernador Omar Fayad por ser tan humanista con los damnificados de aquella explosión que terminó con la vida de 137 personas.
Han pasado ya más de cuatro años y la herida no sana.
Las mujeres que se quedaron solas después de que sus esposos fallecieron el alfalfar de San Primitivo aún no ven las supuestas ayudas que el gobierno les prometió y ahora tratan de sobrevivir.
Doña Lucy no se repone de la pérdida de su hijo. Aún recuerda que le advirtió que no se acercara a la fuga de combustible, pero el joven no la escuchó.
Con el dolor de quedarse sola, doña Lucy, una mujer de la tercera edad, enferma, lucha por salir adelante y sin ningún apoyo de los muchos que supuestamente anunciaron con bombo y platillo las autoridades federales.
Y los ejemplos de abandono se multiplican.
Han transcurrido más de 2 mil 155 días de aquella tragedia nacional que enlutó a 137 hogares y el tan nombrado humanismo que le hizo merecedor de ser nombrado embajador de Noruega al exgobernador Fayad no se ve en todos los hogares que prometieron con la mano en el corazón que los protegerían.
Una vez pasada la desgracia y que ya no era tema de los medios internacionales, todo se olvidó.
Pero las que no olvidan son esas mujeres que lo perdieron todo y ahora luchan por sobrevivir.
Algunas con empleos miserables de poca paga y largas jornadas de trabajo que las obligan a dejar a los niños solos por muchas horas.
Viudas mayores que lavan ajeno para llevar algunos centavos a la casa y subsistir llevando un dolor en el alma y malestares en el cuerpo cansado por la edad y por la tristeza.
Hoy esas mujeres a quienes la tragedia les enseñó a informarse en los medios miran con sorpresa las noticias de que la humanidad con que se manejó la tragedia de Tlahuelilpan le valió al exgobernador para que se vaya de embajador a Noruega.
¡No lo pueden creer!
¿Es en serio, señor presidente?, se preguntan estas mujeres a las que de plano el tiempo las está sepultando en el olvido.
Indignadas, esas mujeres que llevan a cuestas el dolor de haber perdido al hijo, al marido, al padre, algunas a varios integrantes de su familia, cuestionan que sea tan sencillo el trámite para nombrar a un embajador bajo esos argumentos de humanismo y que no se hubieran tomado la molestia de preguntar a los ciudadanos qué tan cierto fue ese trato humano que hoy le permite a un exgobernador salir del país por la puerta grande, cuando aún hay personas que no fueron beneficiadas por el supuesto humanismo.
¿Neta que ya se olvidaron de Tlahuelilpan?
¿Neta que todo es ahora bonanza y quedó atrás el huachicol que provocó aquella hoguera humana?
¿Les cae que en verdad atendieron a los sobrevivientes para que, cuando menos, pudieran tener una mejor condición de vida y no ser presas de los ordeñadores de ductos?
¿Conocen las verdaderas condiciones en que viven decenas de familias de los fallecidos en Tlahuelilpan?
La respuesta es No, no saben ni madres de lo que padecen las familias de San Primitivo y sus alrededores.
Y curiosamente mejor Disney, con un avatar, recuerda la tragedia y caricaturiza al municipio.
Así las cosas, en este mundo loco donde lo que para muchos es un inmenso dolor que no se olvida, para otros los hace merecedores de premios con cargo al erario.
Espero sus comentarios. Fb: bertha alfaro