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Hace (15) meses
Pensamiento y emociones

Foto: Especial

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Queridos lectores, el día de hoy comenzaré el texto con un ejemplo de la vida cotidiana para que se entienda mejor la lectura:

La emoción se desata

«Estoy a las puertas de una reunión importante. Me siento algo nervioso porque en cierto modo se va a evaluar el trabajo que he estado realizando estos últimos meses.

Al entrar en la sala de reuniones veo que no solo está mi jefe (como yo pensaba), sino que va a estar presente todo el departamento. No me lo esperaba.

El pulso se descontrola, empiezan a temblarme las piernas, la voz no me sale y se entrecorta si llego a decir algo; respiro hondo y pienso: «tranquilo, dominas el tema y puedes lograrlo». Mi cuerpo empieza a reaccionar, aunque sigo nervioso y también molesto porque nadie me avisó de que habría más cuórum… comienzo mi presentación…»

Este ejemplo sirve para entender la diferencia entre emoción y sentimiento, o por lo menos como yo entiendo esta diferencia de forma sencilla, ya que diversos autores no se ponen de acuerdo con la definición de estos términos.

La emoción instintiva o primaria

La emoción instintiva se puede definir como la respuesta involuntaria del cuerpo ante un pensamiento generado en nuestra mente.

En este caso, la mente informa sobre el número de personas que hay en la sala y la emoción instintiva es hiperventilar, acelerarse el corazón, temblor en las piernas… Es una emoción incontrolable, que proviene del cerebro primario (amígdala) y es consecuencia de reacciones básicas de supervivencia.

La emoción es primitiva e inconsciente y no es buena ni mala en sí misma. Su origen evolutivo es una respuesta del organismo a diferentes estímulos para la supervivencia del individuo.

A esta emoción se le suma la respuesta racional que le damos, la interpretación que generamos, que será diferente según nuestra percepción de nosotros mismos, según las experiencias anteriores, las comparaciones mentales que podamos producir ante la emoción. La suma de ambas, emoción instintiva y pensamiento es lo que denominamos emoción reactiva o sentimiento.

Siguiendo el ejemplo anterior, mi respuesta puede ser desánimo ante mi falta de experiencia en hablar delante de tanta gente, o puedo sentirlo como un reto y sentirme retado ante la posibilidad de demostrar lo que valgo. Puedo estar enojado ante la sorpresa porque me gusta tener las cosas bajo control, es decir, que ante una misma respuesta emocional primaria se pueden desatar sentimientos tan diversos como personas y pensamientos existen.

Es importante entender que la emoción puede ser inconsciente, pero el sentimiento es siempre consciente y puede ser regulado por nuestro pensamiento, y no solo eso, sino que nuestro pensamiento mantiene y alimenta estos sentimientos. Mucho tiempo después de que esa reunión haya terminado puedo seguir alimentando mi enojo, incluso llegando a un momento en que no recuerde ni por qué se generó.

En definitiva, somos responsables de los sentimientos que generamos y alimentamos, y esto es una gran noticia, ya que en cuanto a que se generan en nuestros pensamientos, tenemos en nuestras manos la posibilidad de gestionarlos.

En el momento en que somos capaces de identificar cuál es el tipo de pensamiento que nos genera una y otra vez las mismas emociones (sentimientos) negativas, utilizando las técnicas adecuadas, seremos capaces de cambiar nuestro pensamiento y evitar alimentar esa emoción negativa para nosotros.

No digo que sea fácil, ni que se haga en un día, pero con esfuerzo y disciplina es posible. Si quieres empezar a dirigir tu vida emocional en vez de que sea ella la que te lleve como en una montaña rusa, debes saber que es posible lograrlo.

Ahora, debes saber cómo hacerlo, y para ello, a veces es conveniente contar con un profesional que te ayude a tomar consciencia y dar los primeros pasos, o bien, en artículos anteriores he escrito algunas sugerencias que puedes implementar para comenzar.

Espero que esto te ayude.

Como siempre, te deseo larga vida, salud y prosperidad.

Hasta la próxima.

Quien mira hacia afuera, sueña.

Quien mira hacia adentro, despierta: Carl Jung

Alberto Tristany Zarauza

 

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