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Hace (5) meses
Del Senado para Tula
Marco Moreno
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Corría octubre de 2021 cuando en el Senado de la República circulaba un documento en el que se podía leer: “Dictamen de la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático al acuerdo económico emitido por el Congreso del estado de Hidalgo.

Especificaba: “Por el que se exhorta al Senado de la República a efecto de construir una comisión especial para acompañar el diseño de políticas públicas y los marcos regulatorios necesarios para mitigar y disminuir la contaminación ambiental en la región Tula-Tepeji”.

Si uno mira el documento, piensa esperanzado que algo bueno puede salir y más si es para la región de Tula.

Hace el documento un recorrido por los graves problemas que aquejan a la zona y reconoce la gravedad de la situación a la que se enfrentan los ciudadanos, pero el Senado no es otra cosa que el Senado siendo el Senado.

Lleno de discursos incendiarios, defensas a ultranza de posturas políticas y de afirmaciones extraordinarias. De acciones a medias, muy a medias en muchos de los asuntos del país.

No de un lado, de todos los lados, oficialistas que se precian de serlo y opositores que se saben opositores sin poder abordar el hecho de forma decidida. Los unos y los otros dejando de lado la realidad y justificándola en la mayoría de las veces.

El documento considera en alguna de sus partes que: “Las instalaciones petroleras aportan 13% de la emisión de PM2.5 y 15% de PM10. Por mucho, Tula de Allende y Atotonilco de Tula, que concentran una alta actividad industrial, son los municipios con las más altas emisiones de material particulado, tanto PM10 y PM2.5”.

La afirmación, por sí misma, pareciera mostrar la preocupación profunda de los integrantes del Senado por darle a Tula una respuesta puntual y precisa a los problemas ambientales que enfrenta.

Muchos de los cuales han sido señalados desde distintos organismos sociales con actividades en la zona de Tula. Y enfrente tenemos a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y su intento de llevar la declaratoria de emergencia a ningún lado.

Construyendo posturas demagógicas y encaminadas a alentar la esperanza de la solución como mejor respuesta a las personas de la zona. Simulación y engaño, se le dice en algunos lugares.

Hace eco de las afirmaciones de los grupos ambientalistas el Senado de la República y afirma: “En el caso de dióxido de azufre, la refinería Miguel Hidalgo es la segunda fuente de ese contaminante en el estado con 26%. Junto con las instalaciones de generación de energía eléctrica, que emiten 72%, son responsables de la emisión de 98% de ese tipo de gases”.

Aun cuando el simple reconocimiento de los hechos no implica qué va a suceder.

Tula es la región con mayores impactos en Hidalgo, cualquier intento de solución que termina en amago es más que un engaño, más que un gesto de fastidio frente a los que no agrada, lo que no termina de gustar.

A los oficialistas, porque les muestra que no han sido capaces, al menos en lo ambiental, de transformar, o al menos de mitigar, los profundos impactos que la actividad económica de las empresas y del estado han generado en la zona.

A los opositores, porque no han podido retomar, con compromiso y seriedad, los temas más relevantes de la entidad y ponerlos en la mesa de discusión de manera definitiva.

Se reconoce en el documento: “La contaminación del aire representa un importante riesgo ambiental y para la salud”.

No solo eso, se afirma que “está comprobado que, mediante la disminución de los niveles de contaminación, se puede reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma. Es decir, cuanto más bajo sea el nivel de contaminación del aire, mejor será la salud cardiovascular y respiratoria de la población, tanto a largo como a corto plazo”.

Tan enriquecido documento termina con dos recomendaciones: una exhorta respetuosamente a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios para que les diga cuáles son las acciones que se están tomando para proteger la salud de las personas.

La segunda, a la “Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos, para que realice las visitas de inspección necesarias para verificar las instalaciones de hidrocarburos ubicadas en la región Tula-Tepeji en el estado de Hidalgo”.

Bueno, el encabezado estaba genial. Pero solo eso, genial; el documento cuenta con apenas algunas firmas y, por supuesto, duerme el sueño de los justos, en algún lugar del Senado de la República.

Tula, simplemente, sigue esperando que un día se construya una repuesta integral y definitiva para el mayúsculo desastre ambiental y de salud pública que enfrenta.

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