Abogada de día, cantante de noche. Así define su nueva rutina Mariel Colón Miró, la joven criminalista que cuenta entre sus clientes al poderoso narcotraficante mexicano Joaquín el Chapo Guzmán, y quien se ha propuesto hacerse un nombre fuera de los tribunales.
Esta puertorriqueña de 31 años, quien también actuó en la defensa del magnate acusado por tráfico sexual de menores Jeffrey Epstein, intenta abrirse paso en el reñido mercado de la música tradicional mexicana bajo el seudónimo de La Abogada.
Aunque para muchos la apuesta resulta inverosímil, para Colón los tribunales y el escenario se parecen. Y mucho.
“Tienes una audiencia que es el juez y el jurado, y tienes que convencerlos de una historia”, explica en entrevista concedida a la AFP antes de una presentación en un club nocturno de Los Ángeles, California.
¿Otro punto en común?: “Ambos son mundos liderados por hombres”, sentencia.
Para Colón Miró, carismática y sonriente, la industria del entretenimiento y México eran sus dos grandes pasiones desde pequeña, pero la obsesión de sus padres “por una estabilidad económica” la empujó a la escuela de leyes en Nueva York.
Se fascinó con el derecho criminal cuando todavía estudiaba en la universidad Hofstra, en la Gran Manzana.
“Me di cuenta de que realmente también era una performance”, dice.
Y en lo que parece una jugada del destino, su primer caso fue el del Chapo. “Joaquín el Chapo Guzmán. Mexicano”, remarca, al recordar el asombro entusiasta que le provocó esa coincidencia.
—“Me abrió muchísimas puertas”.
Colón Miró conoció al Chapo cuando comenzó como asistente legal de su equipo de abogados. Varios colegas han relatado en entrevistas cómo su carisma facilitó la conexión con el mediático cliente, quien la contrató como abogada una vez graduada.
La profesional no esquiva preguntas. “Me abrió muchísimas puertas”, asegura hoy, aunque reconoce que al comienzo de la proyección del caso la asustó la fama de ser la abodaga del narcotraficante.
Paula Ramon | AFP