Los concursos y dinámicas de Sábado gigante llevaron al programa a ser reconocido como el de más duración, pero esos años no agotaron las ideas de Don Francisco, quien planea un regreso a la televisión con un formato diferente.

El presentador chileno, cuyo verdadero nombre es Mario Kreutzberger, se ha nutrido de las pláticas con sus nietos, de entre 22 y 34 años, por lo que sabe lo interesante que resultan las charlas entre personas de diferentes edades.

“Mi próximo programa es mucho más simple, de entrevistas, reflejo de que quiero seguir trabajando en cosas que quiero hacer, ya no quiero hacer las cosas que tendría por rating u obligación, quiero que las cosas que hago sean un aporte para la gente. Va a ser un choque de opiniones entre generaciones”, adelantó en entrevista virtual.

Sábado gigante arrancó emisiones en agosto de 1962 y concluyó en 2015, pero los años sin ese show han permitido al conductor plantearse ideas novedosas.

A diferencia de cuando se acercaba con el micrófono a su audiencia, el conductor ahora se imagina para su show en CNN, que se llamará Don Francisco: Reflexiones, contar con público virtual de todas partes, con los que podrían interactuar sus invitados.

“Me imaginé preguntarle a los demás sus propias reflexiones y sería de todo tipo de cosas, en este momento podría ser qué ha significado para ellos vivir esta pandemia, cómo creen que van a salir de ella, porque este periodo inspiró la idea.

“Pero también sería interesante pedirles que reflexionen cómo es su vida afectiva, vamos a mezclar la charla porque vamos a mezclar las vidas. Espero que el programa lo disfruten mucho, mi época del chiste
ya pasó”, consideró.

Kreutzberger comenzó su carrera como presentador a los 22 años, cuando volvió de Estados Unidos a su natal Chile inspirado por la televisión estadounidense.

Hoy, a sus 80 años, sostiene que su motivo de vida aún es comunicar, por lo que valora la oportunidad de estar en televisión y compartir a través de las letras, como en su nuevo libro “Con Ganas de Vivir”.

“Este libro le puse más alma que a ningún otro, tenía que tener muchas confesiones personales difíciles de hacer, pero cuando uno tiene el alma llena de voluntad por comunicar, hace las cosas, y yo la tengo”, afirmó.

Su libro cuenta sus inicios en la televisión en pleno Mundial de Futbol de 1962, la expansión hasta llegar a la comunidad hispana en Estados Unidos y del final del show, pero también escribió reflexiones sobre la fama y el impactó en su vida personal.

El pasaje que le resultó más complicado fue el capítulo “Prisionero 27170”, donde comparte el descubrimiento de que su padre, Erich Kreutzberger, fue reo en el campo de concentración nazi de Buchenwald.

Aunque vivió hasta los 96 años, su padre siempre evitó hablar de aquellos recuerdos y el presentador se enteró hace apenas ocho meses de la historia de su padre, cuando rastrearon registros del holocausto.

“Con mi padre hablé mucho, aunque tuvo un Alzheimer galopante, pero de la guerra nunca quiso hablar. Con lo que descubrí pude contar la historia del mismo hombre que respeto con el sentido de no olvidar, para que la tragedia no le pase a ninguna persona”.

En su libro ha mostrado autocrítica, pues reconoce que cayó en sexualizar a las mujeres, dado que entonces era parte de una sociedad no sensibilizada.

“Así como un día se cambiaron los caballos por lo motorizado, tú te tienes que ir adaptando al mundo, al progreso, hay muchas cosas que hacía en los programas que no se pueden hacer hoy día, pero no sólo en los programas, en todas las actividades”.

Mauricio Ángel I Agencia Reforma