La violación de las normas ambientales en la termoeléctrica de Tula, Hidalgo, muestra que prevalecen los criterios económicos por encima de los ambientales, planteó la organización Greenpeace.
“El factor económico termina pesando mucho más sobre el factor de protección a la salud o el medio ambiente, nos seguimos rigiendo por directrices de desarrollo económico, que inevitablemente tienen un impacto”, expuso el coordinador de Ciudades Sustentables de Greenpeace, Carlos Samayoa.
A 83 kilómetros de la CDMX se encuentra Tula, una de las zonas más contaminadas del mundo por dióxido de azufre.
¿La culpable? La Central Termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad.
¡Exige una transición energética! >> https://t.co/1okfAgQXiq#CrisisCliméxico pic.twitter.com/V07MOqHaB9
— Greenpeace México (@greenpeacemx) October 19, 2021
Un informe de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), plantea que la termoeléctrica utiliza combustóleo con azufre fuera de lo permitido, con producción de emisiones por encima de los límites normados.
Samayoa explicó que los límites de contaminación por dióxido de azufre (SO2), liberado por la termoeléctrica, supera en algunos días la norma mexicana, que a su vez está muy distante de las guías sugeridas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este año, en 19 días fueron superados los límites de la norma de SO2 para una hora, de acuerdo con los registros del Sistema de Monitoreo Atmosférico (Simat).
Iván Sosa
Agencia Reforma
También te puede interesar En Tula: hedor, enfermedades y podredumbre
En Tula la contaminación no solo se ve, se huele y, sobre todo, se padece. La operación de la presa Endhó y la refinería Miguel Hidalgo en la década de los 70 fueron solo el principio de la crisis ecológica que existe actualmente en la región.
En Tula, recientemente anegada con aguas negras, el hedor parece impregnado en el ambiente. Si bien en la zona centro la polución es apenas perceptible por las columnas de humo que emite la refinería Miguel Hidalgo y la termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, en las unidades habitacionales que colindan con el río, la pestilencia es persistente.
Además de la refinería y la termoeléctrica, que producen partículas de dióxido de azufre, altamente dañinas para el ser humano, la región Tula-Tepeji-Atitalaquia concentra cuatro plantas cementeras, en cuyos procesos incineran residuos, así como tres caleras y empresas procesadoras de alimentos, plásticos y productos agroquímicos.