En conferencia de prensa, integrantes de la Red de Consciencia Ambiental Queremos Vivir llamaron a la población tulense a “levantar la voz” para no permitir que el gobierno federal y los de Ciudad y Estado de México sigan enviando sus aguas negras a través del río Tula.

Norma Reyes Castillo, integrante de la agrupación, dijo que han sido bastantes años los que el Valle de México ha mandado sus desechos a la ciudad, abonando —con ello— a que haya mayor contaminación.

Señaló que en 2005 la ONU nombró a Tula como la zona más contaminada del mundo y, pese a ello,  aún no se hace nada para remediarlo: “Por el contrario, quieren seguir mandando más porquería a través del río con su revestimiento”.

Otra integrante del colectivo, Luz María Oviedo de Arroyo, dijo que no se puede permitir el encementado del afluente, puesto que implicaría el sacrificio de al menos 9 mil árboles “con cientos de años de vida y se estaría acabando con el único pulmón que le queda a Tula”, por lo que llamó a la resistencia civil para no permitir que se extingan los árboles de la región.

En este sentido, Saúl Basurto, presidente de la organización, dijo que no se debe permitir el encementado del río: “Lo único que pasaría es que se trasladaría el problema a los municipios más bajos”.

Asimismo, rechazó el proyecto, pues explicó que “durante los dos meses de la temporada de precipitaciones librarían a la Ciudad de los Atlantes de anegaciones severas, pero el resto del año convertiría a Tula en un infierno ambiental, donde se respiraría el gas metano derivado del estancamiento de las aguas residuales”, explicó.

Miguel Ángel Martínez I Tula de Allende

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