Salvador López I Pachuca

Hasta hace poco, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo tenía dos equipos deportivos profesionales: las Garzas de Plata, equipo que jugaba en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional, máximo circuito del deporte ráfaga en México, y las Garzas del futbol, que competían en la Segunda División (en realidad era como la cuarta) de la Federación Mexicana de Futbol.

Sin embargo, todo cambió cuando la Nación del Fuego atacó. Las nuevas medidas que implementó el organismo rector del balompié en México, según explicó en su momento Armando Zunzunegui, director de educación y promotor deportivo de la UAEH, obligaron a la máxima casa de estudios del estado a deshacerse del equipo de segunda división, pues hicieron insostenible mantener a las Garzas.

El caso de la escuadra de baloncesto fue distinto. Las Garzas de Plata brillaron en su regreso a la liga más importante del deporte en el país, tras 14 años de ausencia. Tras un flojo arranque, los emplumados despegaron y terminaron en el tercer lugar de la competencia, tras meterse en la etapa de semifinales.

No obstante, no todo podía ser felicidad a pocos días del inicio de la temporada 2017-2018, la que sería su segunda campaña, la universidad convocó a una conferencia de prensa en la que anunció que había pedido un permiso para que el equipo se ausentara un año de la liga.

El motivo oficial fue para apoyar a los damnificados por los sismos que azotaron al país en septiembre pasado, pero el hecho de que el anuncio coincidiera con la proximidad de un proceso electoral en el que participarán miembros de la comunidad universitaria, y la intención del gobierno estatal de colocar a una persona que supervise los manejos del recurso que se destina a la UAEH, provocó que más de uno levantara la ceja.

“Haiga sido como haiga sido”, para citar a uno de nuestros expresidentes, la UAEH se quedó sin equipos profesionales que podían favorecer la identificación de los estudiantes con su alma máter; especialmente en el caso del baloncesto, en el que cada vez había más unión entre equipo y afición.

Recientemente, Zunzunegui Escamilla señaló que la universidad estaba “innovando” con la inclusión de representantes de la UAEH en una liga nacional de videojuegos y participantes de Ultimate, deporte que se practica con frisbees y tendrá exhibiciones en la próxima edición de la Copa Autonomía Universitaria.

Sin demeritar a estos deportes, queda claro que no es lo mismo. Si bien estas disciplinas permiten que sean más alumnos de la universidad los que participen en competencias, lo que era muy difícil en los equipos de futbol y basquetbol, tienen un perfil mucho menos cercano con la comunidad universitaria; en el sentido de que es complicado imaginar a la gente asistiendo a un evento para alentarlos, como hacían con las Garzas.

Por lo pronto, habrá que esperar para ver cómo maneja la universidad estos nuevos deportes en su catálogo y el crecimiento que tengan en el futuro. Mientras tanto, los Aguacateros de Michoacán, equipo en el que se convirtieron las Garzas, está en semifinales, con posibilidades reales de llegar a la final.

También será interesante la postura que tome la UAEH en el inicio de la próxima temporada de la LNBP, cuando se supone que las Garzas deberían volver (lo que se antoja complicado). Ya quiero ver qué motivo dan si el equipo desaparece, ojalá no haya más desastres naturales que les den una nueva excusa.