Alfredo Ríos “el Conde” y el español Julián López “el Juli” salieron en hombros, en la corrida del 44 aniversario de la monumental plaza de toros Vicente Segura, la tarde de este sábado.
El matador tapatío contó con el aliciente extra de también celebrar los 30 años de la toma de su alternativa, en este mismo escenario, que lo impulsó a ser el triunfador de la noche, con tres orejas.
En el primero de su lote, “Soneto” de nombre, “el Conde” consiguió su primer apéndice, desde banderillear y luego correrle la mano a uno de los dos toros buenos de la tarde tras certera estocada.
Con su segundo, “Sinfónico”, “el Conde” pasó fatigas en el segundo tercio, y con la muleta entendió a un toro que, con sus asegunes, le permitió hacer el toreo por el pitón izquierdo. Dejó una estocada efectiva, para cortar otra oreja en la Vicente Segura.
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Por su parte, “el Juli” no tuvo opción con “Arpegio”, el primero de su lote, pues al animal le faltó fuerza, que tuvo una embestida además deslucida, retirándose a la barrera bajo cálidas palmas.
Con el público en contra, y que parecía que la historia se repetiría, remontó. El animal era suelto, sin fijeza en los primeros tercios, y “el Juli” lo entendió, lo metió en su muleta, y sacó cualidades de la res, lo que permitió elaborar una faena por ambos pitones, de muletazos largos, en redondo, que convencieron al público de la Vicente Segura.
Hubo adornos, y luego de ejecutar una estocada apenas trasera, el tendido pidió la oreja, y el juez, tras fuerte petición, “aflojó” la segunda.
Por su parte, Joselito Adame estuvo digno con “Adagio”, desde el toreo con el capote, y luego con la muleta, sometiendo a un toro que tuvo media acometida y que se empleaba poco. Pudo haber cortado la oreja de no ser porque antes de dejar una certera estocada señaló un pinchazo en lo alto, pero fue muy aplaudido en el tercio.
Ante “Andante”, un toro emotivo, lo toreó bien con el percal mientras que con la muleta hubo pasajes buenos por los ayudados y naturales que le pegó al buen toro. Epilogó con muletazos por alto. Señaló un pinchazo y luego un bajonazo, teniendo que recurrir al descabello, quedando su labor en palmas, en la Vicente Segura.
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Tras el paseíllo la empresa le entregó reconocimientos a Pepe Arroyo, en memoria de su padre, Chucho Arroyo, primer empresario de la Vicente Segura, así como al maestro Jorge Gutiérrez, hidalguense y único sobreviviente del cartel inaugural, quienes dieron la vuelta al ruedo.
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Alejandro Velázquez I Pachuca
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