Cuando el amor se acaba
 
Hace (64) meses
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Ricardo Peláez tomó la presidencia deportiva del América en noviembre de 2011 y el primer nombre que colocó en su proyecto de reestructuración fue el del técnico Miguel Herrera.

Para el directivo no hubo duda de que el estratega los llevaría al campeonato y les daría un nuevo rostro a
las Águilas.

El Piojo terminó su relación laboral con el Atlante y su llegada a las Águilas para el Clausura 2012 fue en medio de una relación cordial y amigable.

Peláez y Herrera eran polos opuestos; el primero tenía una disciplina férrea para hacer su trabajo, era de los primeros en llegar al nido de Coapa para atender sus labores de escritorio porque, en cuanto el equipo se reportaba en la cancha, tomaba su lugar en las butacas ubicadas a un costado del terreno de juego para seguir el entrenamiento de principio a fin.

Al exdelantero de las Águilas no le gustaban las polémicas ni engancharse en las declaraciones, era enemigo de abrir las puertas del nido de Coapa y siempre buscaba la mesura ante todo. Cuidaba sus respuestas y siempre fue un fiel aliado a las políticas de Yon de Luisa, quien fungía como presidente operativo del equipo.

En cambio, el Piojo era arrebatado, le encantaban las declaraciones fuertes y más de una ocasión fue reconvenido por el directivo. Peláez le llamó fuerte la atención para que no hubiera expulsiones en la cancha por sus continuos reclamos sobre el cuerpo arbitral.

“Lo quiero en la cancha dirigiendo, al lado del equipo, no en la tribuna”, recalcó en varias ocasiones
el directivo.

Al presidente deportivo del América no le gustaba que Herrera opinara de todo, que se montara en temas externos, y en más de una ocasión le pidió modificar esta actitud, porque incluso llegó a reavivar aquellas viejas rencillas con el técnico Miguel Mejía Barón.

En cuanto a las contrataciones, el Piojo le presentaba una lista de candidatos y Peláez los negociaba, al final la presidencia operativa era quien llevaba a cabo todo el tema legal y de contratos.

Juntos lograron el título en el Clausura 2013, con Herrera ganando su primer campeonato de liga, en un partido dramático frente a Cruz Azul, del que ahora Peláez es director deportivo.

Sintiendo que el encuentro se les iba de las manos aquella vez, Peláez fue quien impulsó a Moisés Muñoz para que dejara su portería para ir a rematar en la última jugada del tiempo regular, anotando el gol con el que mandó el encuentro a tiempo extra.

Después vinieron las decisiones tácticas de Herrera, que le dieron al América su onceava estrella.

 

 

Alejandra Benítez I Agencia Reforma

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