En México se desayuna, come y cena futbol. El ayuno más prolongado está exactamente a un mes de terminar.

El 24 de julio arrancará el Apertura 2020. El banderazo de salida más esperado porque es la primera competencia en la historia del futbol profesional que sucede a un torneo inconcluso.

No habrá gente en el estadio. La interacción será limitada. Habrá un estricto protocolo sanitario. Tampoco existirán grandes figuras ante la crisis de la industria. Nada de eso arruina la expectativa.

En la familia futbolística hay varias voces que repiten la frase “Éramos felices y no lo sabíamos”. Nadie imaginó que se prolongaría tanto la ausencia de futbol, des-de la noche del 15 de marzo, hace más de tres meses.

Un Apertura 2020 que ofrece nuevos competidores, como Mazatlán, la nostalgia por Monarcas, la incógnita de cómo jugarán los Gallos Blancos de colores azulgranas, o bien, los Xolos que tienen en su ADN mucho del anterior Querétaro.

Un torneo que le da a sus participantes un 66.66 por ciento de opciones de reclasificación, el último paso previo a la liguilla. Un criticado cambio de formato, pero que tampoco le resta brillo al regreso del balón a las canchas.

Expectativa de ver a equipos como Guadalajara que presumen su preparación física o de cuadros como Santos que tuvieron un alto índice de contagiados por Covid-19, pero cuya baja principal (Brian Lozano) no será por ese motivo, sino por una fractura. Un Monterrey que tiene una revancha (que no buscó) y el cual ahora peleará por el bicampeonato, un América que sueña con que Miguel Herrera se convierta en el técnico con más títulos en la historia del club, unos Tigres que buscan reafirmar su dominio en la década, o bien, un Cruz Azul que tratará de terminar otro tipo de ayuno.

Édgar Contreras I Agencia Reforma