Imaginemos una feria por toda la ciudad: Oscar Zamudio
 
Hace (20) meses
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En mi artículo pasado hice una comparación entre la Feria de San Francisco (Pachuca) y la Feria de San Marcos (Aguascalientes), tratando de entender por qué, en Hidalgo, no hemos dado ese salto de calidad que consolide a nuestra feria como una de las más importantes a nivel nacional e internacional.

En este análisis, caí en la cuenta de que en Pachuca hay realmente dos ferias, con administraciones totalmente diferentes: la “tradicional”, que tiene lugar en los alrededores del ex convento de San Francisco, y la “comercial”, que se alberga en el conocido recinto ferial, junto a la Plaza de Toros.

Es decir, en algún momento nos desentendimos de la fiesta patronal original —que data del siglo XVI— en busca de la modernidad o de “lo popular”. Alguien previó que en el Parque Hidalgo no era posible albergar a tanta gente, y entonces se encontró una nueva sede. Pero curiosamente, con este movimiento, no se logró ni una cosa ni otra. No se preservó la esencia de la festividad y tampoco se ha logrado una fiesta moderna. Solamente hemos ganado aglomeración.

Fue acertado, en su momento, ampliar los horizontes de la feria, pero no debimos quitarle a San Francisco el peso como epicentro de la máxima fiesta del estado. Fue positivo encontrar un espacio amplio para organizar conciertos y eventos multitudinarios, pero las instalaciones de la feria, por sí solas, no representan la diversidad cultural de nuestra ciudad, mucho menos del estado.

Mi propuesta es la siguiente: que las inmediaciones del ex convento de San Francisco vuelvan a ser el corazón de la feria, que el recinto ferial siga albergando los eventos con mayor asistencia y que las actividades de la feria se dispersen por toda la ciudad aprovechando todos los espacios posibles: la calle de Guerrero, la plaza Independencia, la plaza de la Constitución, la plaza Juárez, el Museo del Ferrocarril, el teatro San Francisco, el teatro Bartolomé de Medina, el Edificio Central de la Universidad, el auditorio Gota de Plata, el parque David Ben Gurión, la explanada de la Diosa de los Vientos, el parque ecológico Cubitos, la Maestranza, Ciudad Universitaria, la Ruta Arqueológica Minera, El Socavón, el museo El Rehilete… por mencionar algunos.

De continuar con nuestro modelo de feria actual, la derrama económica seguirá concentrandose en las cercanías del recinto ferial, mientras los comerciantes de otras locaciones seguirán notando una reducción considerable en sus ingresos cada que llegue octubre.

Regresemos a los orígenes franciscanos de la feria, en los que las ganancias beneficiaban a toda la comunidad. Cambiemos la Banda MS por el Ballet de Amalia Hernández, incluyamos a los empresarios, a los restauranteros, a todos los comerciantes. Aprovechemos nuestra ubicación privilegiada para invitar a nuestros estados vecinos a que vengan, expongan su cultura y consuman lo nuestro. Imaginemos una feria por toda la ciudad, en la que todos, absolutamente todos, ganemos.

Por Oscar Zamudio | Experto en Relaciones Públicas

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