Mineral del Chico celebra este mes 13 años desde que fue nombrado Pueblo Mágico, un destino que se distingue por su pintoresca imagen con techos rojos en casas y casonas centenarias
Mineral del Chico celebra este mes 13 años desde que fue nombrado Pueblo Mágico, un destino que se distingue por su pintoresca imagen con techos rojos en casas y casonas centenarias, su gastronomía tradicional, su parroquia y el jardín central con el clásico kiosco.
A pesar de la gran cantidad de visitantes que recibe frecuentemente, ya sea por sus festivales o simplemente por turismo de fin de semana, este pueblito mantiene la singularidad de su imagen, la diversidad y calidad de sus cafés, restaurantes, cocinas y sitios de hospedaje, así como la hospitalidad de sus habitantes.
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Desde la entrada del pueblo, los visitantes pueden disfrutar de una vista maravillosa que combina todos estos elementos: el jardín, las casonas, los árboles y la iglesia de la Inmaculada Concepción, accesibles a través de calles empedradas rodeadas de pequeños negocios locales de artesanías, dulces y productos típicos, como el pinole, los licores y frutos de la región.
La oferta gastronómica es tan diversa como los visitantes del pueblo: desde las quesadillas conocidas como machetes, por su tamaño de 30 centímetros, hasta la trucha preparada de diversas maneras, un legado de la zona gracias a los productores que en su mayoría trabajan en familia.
El encanto de Mineral del Chico, ubicado a 18 kilómetros de Pachuca, va más allá de su atractivo espacio central. Adentrándose en sus rincones, se pueden descubrir impresionantes paisajes arbolados a varios metros de altura, la historia y calidez de sus lugareños, que generosamente comparten sus rincones.
Las actividades van desde la relajación en una cabaña con chimenea hasta la aventura de subir a tirolesas, hacer la vía ferrata o explorar lugares extraordinarios como El Contadero, además de las misteriosas y antiguas minas como la de San Francisco.
Sin duda, este pueblo ha sabido mantener, cuidar y compartir su magia con quienes lo visitan. ¡Celebremos su grandeza!
Sara Elizondo | Pachuca