Los balazos que recibió el afroestadunidense Jacob Blake de un policía blanco reavivaron la furia contra el racismo en Estados Unidos con nuevas manifestaciones y un boicot del mundo deportivo.
Luego de tres noches de protestas, que el martes dejaron dos muertos, una precaria calma reina en Kenosha, Wisconsin, donde Blake fue baleado a quemarropa por un agente y la Policía instó a respetar el toque de queda nocturno.