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¡Pachuca bajo fuego!
Trece años de labor periodística de Criterio
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El jueves 10 de enero de 1924 —el próximo miércoles se cumplirán cien años— poco después de las 5:00 horas hicieron su arribo a la capital del estado de Hidalgo las fuerzas del general Marcial Cavazos, quien desde los primero días de diciembre de 1923 se había levantado en armas en esta entidad pronunciándose en favor de la candidatura de Adolfo de la Huerta a la presidencia de la República, ya entonces inclinada en favor del general Plutarco Elías Calles, el delfín del presidente Álvaro Obregón.

La prensa nacional y la del estado de Hidalgo se ocuparon de este asunto con puntual información, he aquí la narración de ese hecho:

“A las cinco y veinte de la mañana se oyeron algunos tiros en el vecindario de Pachuca, las fuerzas revolucionarias al mando de los generales Marcial Cavazos, Nicolás Flores y Otilio Villegas emprenden un formidable ataque sobre la plaza de Pachuca. Los rebeldes se apoderaron de varios lugares. El combate fue más rudo entre las 7 y las 10 de la mañana. El primer punto atacado fue el cuartel de Barreteros en la calle de Guerrero —ubicado donde hoy se encuentra el mercado de este nombre— la fuerza que allí había se rindió. Pasaron los rebeldes a atacar el Palacio de Gobierno —sito en la plaza de la Constitución junto a la parroquia de La Asunción— y enseguida la Escuela Técnica de Obreros —establecida en el edificio de la hoy escuela Justo Sierra—  de donde siguieron hasta llegar al antiguo mesón de la Veracruz —ubicado en el requiebro de las calles de Aldama y Bartolomé de Medina— en el que estaba el cuartel general de algunas fuerzas agrarias mandadas por el general Serapio López —mejor conocido como el general Frijoles—. El ataque fue reñido hasta que quedó en poder de los rebeldes el punto defendido, en el que fue hecho prisionero el mismo general López, que fue fusilado poco después en la calle de Salazar frente al hospital de la Compañía de Minas de Real del Monte y Pachuca —hoy oficinas de Sistema para el Desarrollo de la familia DIF—. A  las cinco de la tarde una formidable explosión conmovió a la ciudad, una bomba de dinamita colocada en el templo de San Francisco, donde se defendían las fuerzas de los generales Antonio Azuara, gobernador del estado; Víctor Monter y Benito García, jefe de la plaza, la explosión destruyó la porción frontal del templo, cuya fachada sufrió serios perjuicios, pues la puerta fue arrancada de su lugar y se causaron graves cuarteaduras en el coro del templo,  haciendo añicos una parte del órgano melódico, el escudo que estaba en el frontispicio de la iglesia desapareció, una de las grandes campanas vino a tierra, el santo patrón del nicho de la portada salió disparado a una larga distancia, quedando decapitado. La espadaña lateral cayó y la bóveda quedó con grandes cuarteaduras. Se teme —decía la publicación consultada— que el templo pueda derrumbarse de un momento a otro. El general Monter murió a consecuencia de un balazo que recibió al pasar de una torre a otra. En el combate hubo más de 30 muertos y como cien heridos que han sido llevados al Hospital Civil y al de la compañía minera. Pasados los primeros momentos del combate comenzaron a salir los vecinos constituyendo para algunos un verdadero paseo el presenciar la lucha, entre los curiosos solo hubo un herido que se acercó mucho a la línea de fuego”.

Este hecho es el único episodio de violencia registrado por la historia revolucionaria de Pachuca, acaecido, como se desprende de las fechas en que sucedieron estos acontecimientos, después de concluida la etapa violenta de la revolución y forma parte de la llamada Rebelión Delahuertista.

Ese mismo día, al anochecer, las fuerzas del general Cavazos iniciaron su retirada de Pachuca, de modo que, al día siguiente, hacia las 10:00 horas, cuando llegaron a Pachuca, las fuerzas leales al gobierno, comandadas por los generales Celestino Gasca, Jesús Azuara y Enrique Zertuche, y las del coronel Francisco López Soto, los rebeldes habían abandonado la plaza.

En los días siguientes, se informaba de combates aislados, unos por el rumbo de las haciendas de la Concepción y otros por el lado de Vaquerías y Ventoquipa, cerca de Tulancingo. Todo terminó cuando el 21 de abril de 1924, al filo de las 3:00 horas, las fuerzas rebeldes de Cavazos se enfrentaron a las de los generales Pedro Gabay y Antonio Ríos Zertuche cerca de Itzmiquilpan, en un combate que duró más de dos horas y aun cuando los rebeldes lograron romper el cerco para dirigirse a Pueblo Viejo, la caballería federal cargó sobre ellos haciéndoles 74 muertos, entre ellos los generales Marcial Cavazos y Miguel Alanís, que murieron en la hacienda de Pozuelos.

La noticia llegó a Pachuca hacia las 12:00 horas, causando gran consternación, pues el general Cavazos era muy querido en diversos círculos de la sociedad pachuqueña. Al día siguiente, por la madrugada, llegó a Pachuca su cadáver, que fue exhibido en el pórtico del teatro Bartolomé de Medina, contraviniendo la disposición del presidente Obregón, quien había prohibido el escarnio público del cuerpo de Cavazos. Se cuenta que el pueblo en largas filas se hizo presente frente el cuerpo del militar mostrando un profundo respeto hacia quien fue jefe de operaciones en el estado de Hidalgo.

La placa que ilustra esta columna fue tomada el 11 de enero de 1924 y muestra los daños causados al templo de San Francisco. Este fue el Pachuca de nuestros a bisabuelos, hoy, hace un siglo.

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